Un nuevo año, un nuevo periodo presidencial del FSLN, la oposición anti-patriótica sumamente golpeada y desorganizada, la pandemia bajo control con un alto porcentaje de la población vacunada, la macro-economía marcha bien y la “economía chiquita” va en franca recuperación, nuevos aliados internacionales, un nuevo panorama político en América Latina favorable a los pueblos, la CELAC y el ALBA-TCP toman impulso, la OEA va dando tumbos,…
Por Edelberto Matus.. Del Blog https://carlosagaton.blogspot.com/
Ciertamente hay mucho de que alegrarnos.
Sin
embargo, a la par de estos hechos y procesos (que nos traen a los
nicaragüenses mucho optimismo, refuerzan nuestra convicción
revolucionaria y la certeza que a pesar de las dificultades y
sacrificios vividos en estos últimos años, nuestro camino es el
correcto), hay grandes nubarrones que aún se ciernen sobre nuestro país y
nuestro gobierno.
A nivel interno, estamos buscando como reconstruir
la confianza entre todos los sectores de la población para construir un
futuro de bienestar y progreso inclusivo, sobre la base del
patriotismo, la tolerancia, la colaboración, el trabajo y la paz.
El
gobierno sandinista encabezado por el Comandante Daniel ha hecho su
tarea (y tal vez más) al ir construyendo las bases para un despegue
vigoroso de nuestra economía, principalmente con el inédito y febril
desarrollo de infraestructura económica y social; dándole la importancia
que requieren las PYME y el emprendimiento familiar, sin descuidar a
ningún sector económico e incluyéndolos en los planes y programas que
garantizan desarrollo sostenido y equilibrado; trayendo al país
inversión y financiamiento; cuidando la salud pública y la educación
gratuita y de calidad a todos los niveles que deben garantizar el salto
tecnológico a mediano plazo.
Todo esto sin descuidar la resistencia ante los embates del enemigo y el cuido de nuestra soberanía patria.
La
paz social es prioritaria para el desarrollo, al igual que frenar la
migración por motivos económicos de nuestra juventud hacia otros
países.
Debemos
seguir luchando por ofrecer a nuestra juventud los incentivos propios
de sus necesidades y aspiraciones generacionales, principalmente en
educación, diversión y trabajo. Empero, la educación política e
ideológica debe de subyacer en ese esfuerzo.
Una
juventud sin metas, sin conciencia de clase, sin sensibilidad social y
amor a su pueblo y a su tierra corre siempre el peligro de convertirse
en pasto de la subcultura del consumismo, el desclasamiento y egoísmo
que propone la ideología liberal del Capitalismo.
Es
obvio que a lo interno no hay una “nueva” coyuntura, que en realidad
continuamos inmersos en la dinámica marcada por el intento de golpe de
Estado del 2018, pero que ya no estamos a la defensiva, que hemos
resistido y seguimos venciendo.
Las
fuerzas reactivas a nuestro progreso social y económico continúan
tercamente (la lucha de clases es a muerte) en seguimiento de su
objetivo principal: Desestabilizar y desplazar al gobierno sandinista y destruir al Sandinismo en Nicaragua.
Y así, emprenden desde sus medios, a través de sus voceros (o
“compañeros” que sin estar integrados o que oficiosamente se prestan al
juego de espejos del enemigo) sus matrices comunicacionales donde lo
principal es desacreditar y desautorizar la labor del gobierno, el
partido y de algunos de sus líderes.
Es
válido mencionar que incluso desde las instituciones de gobierno (y en
algunos casos desde la estructura partidaria sandinista), individuos
quintacolumnistas o ajenos al verdadero espíritu de lealtad y convicción
sandinista colaboran con esta tarea del enemigo, ensuciando
conscientemente la enorme labor y sacrificio, en beneficio del pueblo,
de la inmensa mayoría de compañeros de base y cuadros destacados al
trabajo dentro del Estado o del Partido.
Pese a todo esto, la población y el Sandinismo comprenden que el
Frente Sandinista es la única organización política que ha demostrado
hasta el día de hoy lealtad al pueblo nicaragüense y compromiso con su
lucha, su historia en la construcción de una sociedad inclusiva.
En
sus años de mandato, el FSLN se ha destacado como ningún otro en la
historia como un gobierno constructor, austero, buen administrador de
los recursos públicos y para el cual el ciudadano, la paz y el
desarrollo ocupan el centro de su gestión.
A
la vez, ha ido construyéndose como Partido revolucionario en
concordancia con sus raíces históricas y atendiendo los cambios
necesarios que la dialéctica histórica requieren.
Los gringos no ceja en su empeño de desplazar al gobierno sandinista del poder y destruir al Frente Sandinista.
La noticia falsa y el descredito nunca serán suficientes
para lograr esos objetivos nefastos, así que continúan financiando
planes y acciones que puedan poner en peligro la unidad y lealtad de las
instituciones a través de sanciones contra funcionarios del Estado y
cuadros del Partido, la amenaza a empresas privadas nacionales y
extranjeras para que se retiren o no inviertan en nuestro país, al
sistema financiero internacional o la suspensión de nuestro país de
tratados comerciales. Incluso viven permanentemente anunciando la
creación o infiltración de organizaciones armadas o “alzados” para
“derrocar” a nuestro gobierno.
Siguen (y seguirán) esperando resultados.
Lo
cierto es que al final han abandonado a sus suerte, tanto a sus propias
“criaturas” políticas a lo interno de Nicaragua, como a muchos otros de
sus aliados en los que en un principio centraron tantos recursos y
esperanzas: La jerarquía católica.
En el plano internacional,
la política de aislamiento a nuestro país por parte de nuestros
adversarios ha fracasado y podemos decir que nuestro gobierno ha
alcanzado resonantes victorias, conduciendo con habilidad la estrategia
diseñada para las relaciones internacionales de nuestro país. Incluso,
aprovechándonos, con gran sentido de la oportunidad, del momento
político internacional dónde el imperialismo yanqui va en caída libre.
Cansados
del asedio y mentiras de la OEA, nuestro gobierno anunció su retiro de
esa organización regional coaptada y sumisa. Sus dueños y
administradores, sin embargo, pretenden tercamente continuar con el
circo, aunque ya sin la certeza de la utilidad y eficacia de sus
acciones.
El
Comandante Ortega, aprovechando las oportunidades de desarrollo que
prometen la colaboración económica con otras naciones, ha resumido en
cuatro palabras el plan de acción para el futuro inmediato de nuestro
país y de nuestra sociedad: “Borrón y cuenta nueva”.
Es muy difícil, pero el reto está en romper la injerencia extranjera en los asuntos internos de nuestro país, para lo cual es
imprescindible que la oposición abandone la secular dependencia de los
poderes fácticos extraterritoriales (léase, los yanquis) y por primera
vez en su historia se sume al esfuerzo nacional (liderado por el Frente
Sandinista) de construir la patria de todos.
Edelberto Matus.