A 44 años del triunfo sandinista en Nicaragua


El 19 de julio de 1979, mientras en el continente sobrevolaba el plan Cóndor contra todo gobierno y fuerza popular que discutiera el poder al Imperio, en Nicaragua las fuerzas del FSLN ingresaban a Managua, expulsando a lo que quedaba del poder de Somoza, que dos días antes, el 17 de julio, renunciaba como presidente y partía a un exilio temporario en Miami

Por Alberto Mas, Capac-web.org

Se terminaban 45 años de dictadura sostenida por los gobiernos norteamericanos.

Famosa es la frase del presidente estadounidense Franklin Delano Roosvelt sobre el dictador nicaragüense Tacho Somoza: «Sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

Estados Unidos controló Nicaragua con sucesivas invasiones militares, derrocando e instalando presidentes.

Ante el triunfo del sandinismo en 1979, inmediatamente le organiza una guerra contrainsurgente, los llamados contras, que desgastan al gobierno revolucionario que pierde las elecciones presidenciales en 1990 en manos de los grupos empresariales pro estadounidenses que forman la coalición Unión Nacional Opositora UNO, liderada por Violeta Chamorro.

Pero el domingo 5 de noviembre de 2006 Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional es elegido presidente con el 38% de los votos, poniendo fin así a los diecisiete años de gobierno de partidos de la derecha nicaragüense.

Se inician grandes procesos transformadores bajo el gobierno del sandinismo, escuelas, hospitales, carreteras, una importante integración territorial incluyendo en los proyectos de desarrollo a la costa del Caribe, que históricamente era discriminada, incorporando socialmente a grandes poblaciones abandonadas a su destino históricamente.

Es así que Daniel Ortega es reelegido presidente en el 2011 por el 62,46 % de los votos. En la elección  participaron más de 200 observadores extranjeros de la OEA, la Unión Europea y un grupo de expertos latinoamericanos en observación electoral.

Y en noviembre de 2016, la fórmula del Frente Sandinista de Liberación Nacional compuesta por Daniel Ortega como presidente y Rosario Murillo como vicepresidenta, se imponen en las elecciones con el 72,5% de los votos.

Aquí se profundiza el proceso de transformación iniciado en el 2007, de un país golpeado por la pobreza y la pobreza extrema que habían dejado la guerra de liberación, la guerra de los contras y los gobiernos neoliberales.

Se logra una reducción trascendental de los niveles de pobreza general, educación gratuita en todos los niveles del sistema educativo y seguridad alimentaria y nutricional a miles de estudiantes que cuentan con su ración diaria de alimentos en cada uno de los centros educativos, desarrollo en la educación técnica, la  Universidad en el Campo, es otra realidad en Nicaragua, acceso universal y gratuito a la salud, construyendo la red de infraestructura hospitalaria de salud pública más grande de Centroamérica, un hecho histórico esperado por décadas por los nicaragüenses, es la unión del Pacífico con el Caribe nicaragüense, la infraestructura vial se mejoró con la rehabilitación o construcción de más de 4.000 km de carreteras y caminos, posicionando a Nicaragua en el quinto lugar de los países con las mejores carreteras de América Latina, llevó la cobertura eléctrica al 99.4% de la población y además el gobierno sandinista cambió la matriz energética de 75 % de generación a base de petróleo en 2007, al 75 % a base de energía renovable en 2022, también desarrolló un amplio programa de fortalecimiento de la economía familiar y consolidación de las micros, pequeñas, medianas empresas, y amplios planes de construcción de viviendas.

Estas son las realizaciones que los grandes medios hegemónicos de comunicación controlados desde Washington no nos muestran.

Estos son también los motivos por los que ha fracasado el intento de golpe blando coordinado desde el Departamento de Estado norteamericano en los tranques del 2018, donde fueron asesinados cerca de 200 militantes del Frente Sandinista y 23 policías  y destruido escuelas, centros comunitarios, salas médicas, radios sandinistas y otras instalaciones estatales.

Cientos de miles de personas recorren las calles de toda Nicaragua enarbolando las banderas rojas y negras del FSLN celebrando los 44 años del triunfo del Frente Sandinista y con un decidido apoyo al gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional que encabezan Daniel Ortega y Rosario Murillo como síntesis política del Frente y de la lucha antimperialista del pueblo nicaragüense, heredero de los principios de Augusto C. Sandino y encabezados por una tremenda juventud, que no solo se moviliza sino que participa activamente en los puestos de dirección del Estado Sandinista de Nicaragua.

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