A 200 años de la Doctrina Monroe:
La instauración, desarrollo y preservación de un modelo político y social auténtico de equidad y solidaridad
fundamentado en criterios de independencia, soberanía y
autodeterminación deberá superar las conocidas maniobras de agresión y
desestabilización para frustrarlo, por cuanto no coincidirá con los
intereses expansionistas y hegemónicos imperiales, ni con el egoísta
sistema oligarca y excluyente de las clases privilegiadas.
Ese
sistema político y social, ajustado a la esencia del bien común, que es
el propósito central del estado, es contradictorio con la naturaleza
imperial, colonial, oligarca y anacrónica que ha prevalecido.
Los
adversarios de los procesos populares de luchas y victorias recurren a
cinco instrumentos que se han identificado a lo largo de la historia
como las aberrantes expresiones intervencionista de la Doctrina
Monroe que pasaba del “colonialismo europeo” al “neocolonialismo
imperialista norteamericano” y que, durante el último siglo, son:
El bloqueo económico y comercial, la agresión económica sistemática para ahogar y doblegar por hambre y escasez.
El ejemplo más heroico y prolongado de resistencia frente a esa maniobra unilateral, inhumana y arbitraria es el pueblo de Cuba, víctima de embargo estadounidense desde 1962 (J. F. Kennedy, febrero 1962), cuyo cese ha sido demandado por Naciones Unidas condenando a los Estados Unidos, el impune y cruel agresor.
En
esta categoría consideran múltiples acciones como la de congelar
recursos, usurpar y expropiar activos, restringir operaciones, bloquear
rutas de comercio, impedir la libertad de comercio y otras contra
naciones soberanas por el simple motivo de no someterse a las decisiones
de algunas potencias occidentales.
La
absurda práctica de amenazar y cortar suministros, créditos y otros
procesos de comercio afectan la paz y la prosperidad, constituyen
expresiones decadentes del autoritarismo colonial-imperial.
La desinformación, la manipulación de la información que se articula con otras maniobras para generar mentiras, configurar escenarios inexistentes y justificar lo injustificable, imponer en la opinión pública internacional una imagen distorsionada, presentando una perspectiva según parámetros propios para juzgar y condenar de manera unilateral, activa los instintos y las emociones negativas, privilegia la irracionalidad
sin que exista correspondencia con la realidad, los promotores externos
e internos de desestabilización crean e imponen como verdad sus
elucubraciones.
Han sido víctimas, durante las últimas décadas en América Latina: Venezuela, Cuba, Nicaragua,
gobiernos y organizaciones que han conquistado el poder político y que
tienen presencia popular en la vida soberana de sus pueblos.
La
creación, utilización y promoción de actores locales, grupos políticos,
sociales, empresariales y religiosos para desestabilizar la vida
interna del país, pretendiendo frustrar la paz, creando estructuras
paralelas de ficción y proyectando liderazgos de oposición para
confundir y dividir, utilizando la traición a la patria como instrumento
de fractura y desconfianza, descomponiendo y corrompiendo, aprovechando
las fisuras de cualquier tipo, conformando partidos políticos a la
medida de los intereses exógenos y excluyentes, proliferando
organizaciones de papel y muchas “siglas” de organismos fugaces sin
representación legítima, pretenden configurar escenarios “democráticos” y
“populares” paralelos en el sesgado esquema de quienes se consideran
propietarios absolutos de la verdad y la justicia, pretenden movilizar
para rechazar y frustrar el modelo político y social y a las autoridades
populares legítimas para preservar sus privilegios e intereses
hegemónicos opuestos de manera radical al bien común.
Son
incontables y frecuentes las manifestaciones de estas acciones
financiadas, organizadas y promovidas desde agencias locales e
internacionales disfrazadas de varias formas y contaminadas para imponer
un pensamiento y práctica de sumisión y dependencia.
La
agresión militar directa. Nicaragua es la nación latinoamericana que ha
sido más frecuentemente afectada por la agresión bélica de los Estados
Unidos.
La
evidencia histórica del último siglo en Latinoamérica no puede olvidar
las invasiones contra México (1914, 1917), Guatemala (1954; 1967-69),
Argentina (1955, 1976), Cuba (1961), Chile (1973), Granada (1983),
Nicaragua (1912-1933; 1983-86), República Dominicana (1916, 1965),
Panamá (1964 y 1989) y Haití (1915, 2004).
Finalmente, el otro instrumento que se creyó agotado en el siglo XXI es el golpe de estado en la forma tradicional utilizando al ejército y a las fuerzas de seguridad, o de nuevo tipo,
articulando a grupos creados, promovidos e integrados para propiciar la
toma del poder político, golpes
político-militares-empresariales-religiosos, configuración de escenarios
de violencia y movilización para forzar la renuncia de las autoridades
constituida, para exacerbar la inconformidad y presentar la solución que
restaure el viejo orden.
El fallido golpe de estado en Nicaragua (fines a abril e inicio de julio de 2018) en Nicaragua –señalado
por algunos como “golpe suave”, aunque en realidad fue dramático y
doloroso por el gravísimo daño humano, material, económico, social y
moral provocado contra los nicaragüenses- , es una nueva y disfrazada
forma que, exacerbando la desinformación virtual y convencional, y
utilizando heterogéneos organismos y liderazgos improvisados y de
ficción, pretender coartar el exitoso proceso político y social,
desplazar a las autoridades legítimas e instaurar el descalificado y
excluyente sistema que representan.
Estados Unidos es la verdadera amenaza a la democracia y el bienestar de las naciones
al ser quien ha propiciado los golpes de estado, instalado dictaduras,
realizado intervenciones militares, preservado cúpulas oligarcas y
privilegiadas, financiado la desestabilización y la violencia, saqueado
recursos y coartado las legítimas aspiraciones de paz y prosperidad de
los pueblos.
Para
que un sistema político y social de equidad y solidaridad como el que
Nicaragua retoma en 2007 prevalezca requiere la capacidad de utilizar
oportunamente los mecanismos de protección y sostenibilidad frente a ese
riesgo frecuente, la sistemática y creciente amenaza de agresión que,
sin escrúpulo, los imperialistas y sus cómplices, con las máscaras de
ayer, de hoy y de siempre, demostrado a plenitud en la evidencia
histórica y reciente de América Latina y en Nicaragua, la nación en la
que han experimentado todas las formas de desestabilización,
intervención y agresión.
El
éxito de preservar en Nicaragua un proceso popular no responde tanto a
tener la capacidad de reaccionar a ese nivel diverso de agresión que la
pequeña nación centroamericana solo es capaz de compensar con la enorme
dignidad patriótica con la que ha sido revestida en su historia de lucha
popular y antiimperialista, sino generar la capacidad de anticiparse a
lo que ya se sabe ha ocurrido aquí y en otros escenarios y tiempos.
Frente
al poderío brutal del agresor que articula todas las falsedades, que
tiene la destreza de justificarse y la arbitrariedad de imponer su
impunidad, que carece de parámetros éticos y morales, que no recurre a
la razón, que manipula y sesga el derecho internacional a su
conveniencia y desvirtúa a los organismos internacionales para
convertirlos en dependencias propias, que tiene la voluntad de desplegar
en función de sus propósitos a la maquinaria manipuladora que actúa,
miente, sanciona, financia desestabilizaciones, inventa liderazgos
descartables, solo es posible preservar con dignidad patriótica la lucha
por la independencia, la soberanía y la autodeterminación, preservando y
activando todos los mecanismos políticos, jurídicos, institucionales,
sociales, populares, diplomáticos, culturales, educativos, de seguridad y
comunicación social.
La
cohesión frente al agresor, el cierre de cualquier fisura interna por
donde se filtren las maniobras desestabilizadoras, el cortar el paso a
instrumentos y personas que se prestan, ofrecen y venden ante propósitos
oportunistas, constituyen inevitables acciones para preservar la paz
que es condición para el desarrollo social y la prosperidad con equidad y
solidaridad por el bien común.
December 4, 2023
https://franciscobautista.com/2023/12/04/por-la-paz-el-bien-comun-anticiparse-a-los-oportunismos-y-cerrar-fisuras/