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Un discurso para la historia: «¿Por quién doblan las campanas?»
La muerte de Benjamin Linder, el primer estadounidense asesinado por
los “luchadores por la libertad” de Ronald Reagan y el Gobierno de
Estados Unidos desató una tormenta de protestas y debates en Estados
Unidos.
Por Radio La Primerísima
En el verano de 1983, un estadounidense de 23 años llamado Ben Linder
llegó a Managua con un monociclo y un título de ingeniero recién
obtenido. En 1986, Linder se trasladó de Managua a El Cuá, un pueblo de
la zona de guerra nicaragüense, donde ayudó a formar un equipo para
construir una central hidroeléctrica que llevara electricidad al pueblo.
Al año siguiente, los contras le tendieron una emboscada y le mataron
mientras inspeccionaba un arroyo en busca de una posible central
hidroeléctrica. Linder murió el 28 de abril de 1987, víctima de un acto
terrorista selectivo, junto con dos nicaragüenses compañeros de trabajo,
Sergio Hernández y Pablo Rosales, quienes también fueron asesinados a
quemarropa, mientras construían una pequeña presa hidroeléctrica para
suministrar electricidad a San José de Bocay, en Jinotega.
Las armas, el entrenamiento y la motivación de su muerte fueron
proporcionados por miembros del aparato de seguridad de EEUU. ¿Amenazaba
Ben Linder con sus acciones al gobierno o al pueblo de EEUU?
Sus funerales, el 30 de abril de 1987 en Matagalpa, fueron de una
extraordinaria intensidad y emoción, en el que participaron sus padres
Elizabeth y David, y sus hermanos, John y Miriam Linder.
Elisabeth, la madre de Linder, durante el funeral de su hijo, dijo:
“Mi hijo fue brutalmente asesinado por llevar la electricidad a unas
pocas personas pobres en el norte de Nicaragua. Fue asesinado porque él
tuvo un sueño y porque él tuvo el valor de hacer realidad ese sueño. Ben
me dijo el primer año que estuvo aquí, y esto es una cita: «Es una
sensación maravillosa el trabajar en un país en donde la primera
preocupación del gobierno es por su gente, por toda su gente» escribió
Ben”.
El padre de Linder camina abrazado con el Presidente Daniel Ortega
Saavedra hacia la plaza y la despedida de su hijo. Habla sobre su vida y
la decisión de trabajar por el pueblo nicaragüense y su compromiso
personal. Por éste ideal entregó Benjamín su vida.
Cuando el ataúd iba a ser depositado en su sepultura, su padre David
depositó tierra de su lugar de origen en Portland, Oregón. El Presidente
Daniel cargó el ataúd hasta la tumba junto a cooperantes y amigos. El
gremio de artistas, al cual Linder perteneció, portaba flores.
John y Miriam Linder, hermanos de Benjamín Linder, participaron en la
celebración del 1 de mayo en Managua. Miriam habló del dolor que
comparten con los nicaragüenses, por sus héroes. Dio las gracias en
nombre de su pueblo y su familia por la solidaridad con su dolor.
Manifestó que muchos norteamericanos quieren la paz.
John agradece a todos quienes les apoyan en este momento de dolor,
habla en nombre del pueblo norteamericano que ama la paz. Benjamín vino a
Nicaragua a trabajar por la paz, su esperanza no morirá con su hermano.
Este es el vibrante discurso del Presidente Ortega en los funerales de Benjamin Linder
¿Por quién doblan las campanas?
Palabras del Comandante Daniel Ortega
en el cementerio de la ciudad de Matagalpa, el 30 de abril de 1987, en
el funeral del cooperante norteamericano, Benjamin Linder. Folleto
publicado en octubre de 1987 por la Dirección de Información y Prensa de
la Presidencia de la República de Nicaragua.
A Elizabeth, David, Miriam, John, Alison y Robin, padres, hermanos y
familiares del compañero Benjamin Linder; al pueblo de Estados Unidos
de Norteamérica, hermanos nicaragüenses:
¿Por quién doblan las campanas?, escribía Hemingway, en medio del
fuego que incineraba al pueblo español. Y luego, sobre las cenizas y el
fascismo se levantaron el canto y las esperanzas del pueblo de García
Lorca.
Hoy estamos ante Benjamin Linder, ciudadano norteamericano que lleno
de amor y alegría entregó su vida por los campesinos nicaragüenses. Él
sabía de los riesgos de trabajar en Nicaragua, de lo peligroso que era
ir a la montaña, a las comunidades, para contribuir con su conocimiento,
con su dedicación, con su ejemplo, a mejorar las condiciones de vida de
la gente del campo. Él no llegó en un vuelo cargado de armas, ni con
millones de dólares; él arribó en un vuelo cargado de sueños que nacían
de su convicción de que los valores éticos del pueblo norteamericano
estaban muy por encima de la política ilegal del gobierno de los Estados
Unidos. Él demostró que el pueblo norteamericano es noble, que el
pueblo norteamericano es enemigo del asesinato de niños, mujeres, de
jóvenes, de campesinos nicaragüenses. Que el pueblo de Lincoln es
enemigo de la esclavitud, es enemigo del terrorismo, y es firme defensor
de la paz entre los pueblos. Él vivió y murió por el pueblo
norteamericano y por el pueblo nicaragüense.
Desde La Camaleona, donde los mercenarios lo asesinaron cumpliendo
los planes de la CIA, hasta El Cuá, Río San Juan, Oregon y Washington,
el canto lleno de amor, lleno de paz y lleno de esperanzas de Benjamin
Linder se multiplica con su sacrificio.
¿Y qué más poderoso que la guerra? ¿Y qué más poderoso que los cien
millones de dólares y que más poderoso que la amenaza de invasión? Más
poderosa es la fuerza del amor de los pueblos, el ejemplo y el
sacrificio de los hombres, que como Benjamín, es sonrisa en los niños
que le vieron con su traje de payaso, iluminado el futuro que juntos
construimos en la nueva Nicaragua.
¿Qué salario devengaba? Ninguno más que el de la satisfacción de
servir y tratar a sus semejantes como a sí mismo. Porque no vivía del
sueldo de la CIA, le asesinaron con dos campesinos nicaragüenses cuando
laboraban en el campo.
Entonces, ¿por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por
Pierre Grosjean de 33 años, médico francés asesinado en Rancho Grande.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Ambrosio
Mogorron, español de 34 años, enfermero, asesinado en San José de Bocay.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Albert Pflaum,
de 32 años, médico de la República Federal de Alemania, asesinado en
Zompopera.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Maurice Demierre, de 29 años, agrónomo suizo asesinado en Somotillo.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Paul Dessers, de 39 años, belga, ingeniero civil, asesinado en Guapotal.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Joel Fieux, de 28 años, francés, técnico en radio, asesinado en Zompopera.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Berndt Erick
Koberstein, de 30 años, de la República Federal de Alemania, técnico en
agua potable, asesinado en Zompopera.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Ivan Claude
Leyvraz, 32 años, ingeniero constructor suizo, asesinado en Zompopera.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por Benjamin
Linder, de 27 años, norteamericano, ingeniero, asesinado en La
Camaleona, Nicaragua.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por más de una
decena de nuestros técnicos y cooperantes cubanos asesinados a lo largo
de estos años.
¿Por quién doblan las campanas aquí en Nicaragua? Por las 40 mil
víctimas que en seis años ha provocado la agresión norteamericana en la
población nicaragüense.
Que la sangre de los inocentes conmueva la conciencia de los
gobernantes norteamericanos, para que no sigan doblando las campanas,
para que cese la agresión, para que cesen las maniobras militares, para
que se acepte el diálogo con Nicaragua, para que nos dejen dialogar a
los latinoamericanos en el Grupo de Contadora y en el Grupo de Apoyo,
para que nos dejen dialogar a los gobernantes centroamericanos, para que
nos dejen hablar sobre las iniciativas de paz de los gobiernos
centroamericanos, incluyendo la propuesta constructiva que en favor de
la paz ha presentado el Presidente de Costa Rica.
¡No a la guerra, sí a la paz!, clama la sangre de Benjamín para que no sigan doblando las campanas en Nicaragua.