Nicaragua posee algunos de los más bellos, agrestes y a la vez
delicados ecosistemas de la Tierra, algunos de los cuales he tenido
ocasión de admirar durante mi mandato como Embajador de la Unión
Europea. Y todos ellos sufren los efectos de un fenómeno global de
deterioración del medio ambiente, provocado por la desenfrenada
utilización de combustibles fósiles y energías contaminantes. El país de
lagos y volcanes, de biodiversidad única y naturaleza extraordinaria,
es también uno de los más amenazados por el cambio climático.
Por embajador Fernando Ponz Cantó*, Consejo de Comunicación y Ciudadanía