Pese a la burguesía y al imperialismo, la Revolución construye la Patria

Cuando estaba en segundo grado en el Colegio Moravo de Bluefields, nos enseñaron un día de Rafaela Herrera y su "gesta heroica" en el ataque a la Fortaleza El Castillo sobre el Río San Juan. Al llegar a casa, emocionada conté a mi abuela, mujer de ñeque y cordura, sobre esta historia y mi abuela me respondió: "Rafaela Herrera no es ninguna heroína nicaragüense, ella estaba defendiendo los intereses de la política imperial española en Nicaragua contra el imperio británico".
Por Safia Hill

Cuando hoy en día denominamos a Estados Unidos o a Europa como "imperialistas" algunos lo consideran exageraciones o locuras ideológicas de partidos políticos y movimientos sociales de izquierda que, según ellos, nos hemos quedado en la era de la colonización o el imperio romano, describiendo erróneamente al imperialismo únicamente como guerras, anexiones territoriales y monarquías.

Falsa superioridad

Sin embargo, la ideología imperialista surge de concepciones de supremacía y superioridad, mediante prácticas de dominación y subyugación de un Estado sobre otro. El imperialismo de hoy utiliza medidas coercitivas (entiéndase sanciones) económicas y políticas, sin descartar la siempre presente amenaza de la intervención militar en nombre de la Democracia.

Para justificar la dominación sobre los países de América Latina, el Caribe y otras partes del mundo, el imperialismo estadounidense ha creado la doctrina política del "Destino Manifiesto", que se centra en la supuesta "excepcionalidad americana", destacando de forma arrogante "Estados Unidos y sus instituciones poseen virtudes especiales, siendo su misión y derecho providencial rehacer el mundo en la imagen y semejanza de este gran experimento gubernamental, escogido por Dios como guardián de la libertad, para beneficio del género humano".

Suena como una fábula, pero la aplicación práctica de este pensamiento se observa incluso en la política doméstica de Estados Unidos, donde los crímenes de odio según datos del FBI ascienden a más de 78,330 casos entre 2007 y 2018, de los cuales 59.6% fueron motivados por discriminación racial, étnica o de ascendencia. La pobreza, la desnutrición y la muerte también afectan directamente a los pueblos negros y latinos, sin acceso a salud y educación de calidad.

En cuanto a su política exterior, todos sabemos cómo la Doctrina Monroe califica a nuestros países como el "patio trasero de Estados Unidos" o las "repúblicas bananeras" sobre las cuales tienen poder de decisión y en esencia pretenden que nuestra independencia, autodeterminación y soberanía nacional debe subordinarse a la superioridad económica, militar y cultural norteamericana.

Burguesía disfrazada de sociedad civil

Bien decía el Libertador Simón Bolívar: "Estados Unidos parece destinado por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad". Ciertamente esta política intervencionista tiene un impacto degradante y se refleja de forma realmente lamentable en nuestros países, donde una clase política neoliberal –supuestamente "alta"– colabora e invita al intervencionismo de Estados Unidos, aceptando sus directrices en busca de validación política y beneficio económico, pero mostrando a la vez "actitudes imperiales" contra su propio pueblo bajo criterios raciales y clasistas.

No en vano mis recuerdos de los últimos gobiernos neoliberales en la Costa Caribe nicaragüense son de constantes apagones y de políticos que llegaban para cada elección a bailar Palo de Mayo, prometiendo mayor inclusión, aunque el resultado siempre fue más invisibilidad y exclusión.

Es la misma burguesía criolla, mal llamada "sociedad civil" que intenta golpes de estado, suplicando al imperio por sanciones contra nuestro país, pero incapaces de demostrar en qué se fueron los 19 millones de dólares que USA les entregó para supuestamente "promover la democracia en Nicaragua".

La Revolución continúa su marcha

Pese a esta situación, nuestro proyecto revolucionario sigue en marcha. Nicaragua continúa siendo el país más seguro de Centroamérica, está entre los diez primeros del mundo en construcción de infraestructura y ocupa el quinto lugar en empoderamiento y equidad de género. La estrategia implementada por nuestro gobierno para hacer frente a la crisis sanitaria del Coronavirus ha permitido mantener el buen manejo de la economía, sin descuidar la salud de los trabajadores nicaragüenses.

Estados Unidos por su parte, únicamente lidera al mundo en tasas de encarcelamiento, gasto militar y número de casos y fallecidos por Covid-19 debido a su desastroso manejo de esta pandemia.

Es hora de que Estados Unidos abandone de una vez por todas su política imperial, dejando a un lado el prejuicio ideológico que ofusca sus relaciones con nuestros países.

Hay que dejar atrás la "Maldición del Malinche", aunque "maldición" implica hacer algo sin consentimiento propio. La burguesía criolla "brinda al extranjero nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan y nuestro dinero", sabiendo lo que hace, "cambiando nuestras riquezas por sus espejos con brillo".

Al cumplirse el 41 Aniversario de nuestra Revolución Popular Sandinista, Nicaragua es ejemplo de lucha por la defensa de nuestra soberanía y dignidad nacional. Son estos principios revolucionarios sobre los cuales debemos construir nuevas relaciones con Estados Unidos y otros países del mundo, es decir, relaciones basadas en intereses comunes y en las que prive el respeto mutuo, desarrollo con equidad y prosperidad para nuestros pueblos.


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