Estelí, la octava ciudad más grande de la nación centroamericana, capital de facto del Norte, es también la principal región productora de tabaco de Nicaragua. La tierra alrededor de Estelí es ideal para el cultivo de tabaco para puros y la ciudad se convirtió en un cónclave para tabaqueros cubanos que abandonaron la isla caribeña después de la revolución de 1959. Desde entonces, Estelí se ha convertido en una de las ciudades productoras de puros más importantes del mundo.
Estelí. Roger McKenzie, NicaNotes
Los problemas de salud en Estelí que se derivan del tabaco para los trabajadores que lo producen y los fumadores que lo consumen, me pareció un buen lugar para conocer acerca del servicio de salud nicaragüense. Más tarde supe que, de hecho, la diabetes y la hipertensión actualmente son los principales problemas de salud en la zona.
Conseguí una entrevista exclusiva con el doctor Mario Lazo Guerrero, director del Sistema Integral de Salud (SILAIS). El hospital de Estelí atiende una población urbana de más de 100 mil habitantes y, como gran parte de Nicaragua, a una comunidad rural considerable.
El doctor Lazo me dijo que Nicaragua ha estado desarrollando un modelo de atención médica familiar y comunitaria gratuita, con énfasis en la prevención desde que los sandinistas regresaron al poder en 2007. Tiene una extensa red comunitaria que utiliza “brigadistas” voluntarios para llegar a las comunidades, especialmente en las zonas rurales.
Lazo y los miembros de su equipo reflejan el compromiso con la vocación de brindar atención médica de calidad que he visto en Gran Bretaña y otras partes del mundo, pero aquí se mezcla con el ferviente apoyo a la revolución nicaragüense.
Lazo dijo: “Los brigadistas desempeñan un papel central en la prestación de atención médica en Nicaragua. Se acercan a la comunidad y aseguran que no haya obstáculos para que las personas obtengan atención médica. Esto es realmente importante cuando, como en Nicaragua, la economía es principalmente rural. No siempre es fácil para las personas obtener lo que les corresponde”.
Como en la mayoría de las economías, ya sean capitalistas o revolucionarias, la forma en que las mujeres acceden a la atención médica es complicada. “Los brigadistas realmente son vitales para ayudarnos a mejorar la salud de las mujeres en Nicaragua”, me dijo Lazo. Esto se demuestra en la prioridad que los nicaragüenses dan a la reducción de las muertes neonatales. También es fundamental el apoyo a las mujeres durante el embarazo y los brigadistas desempeñan un papel importante en esta estrategia.
Lazo dijo: “Los brigadistas nos ayudan a identificar a las madres que no asisten al control prenatal. Pueden profundizar en la comunidad para identificar situaciones dónde las mujeres tienen problemas para conseguir transporte desde las zonas rurales a los centros de salud municipales. Los brigadistas nos alertan para que podamos tener las conversaciones necesarias para asegurarnos de que las mujeres obtengan el transporte que necesitan, cuando lo necesitan”.
Continuó diciendo: “Todos los médicos y enfermeras consultan con los brigadistas sobre problemas de salud en el sector bajo su responsabilidad. Esto nos da una alerta temprana de cualquier problema que pueda estar surgiendo a nivel muy local. Los brigadistas reciben capacitación para saber qué buscar, de modo que puedan consultar o alertar a personas médicamente capacitadas sobre lo que ven. Esto significa que normalmente podemos tener una respuesta rápida para hacer frente a cualquier situación grave que pueda surgir”.
Los brigadistas ayudan a los pacientes a través del sistema de salud y más de la mitad reciben teléfonos inteligentes para ayudarlos a comunicarse con los profesionales de la salud. “Tenemos reuniones periódicas sobre casos por Zoom, en las que participan brigadistas, por lo que son completamente parte del proceso”, me dijo Lazo.
Continuó: “Los brigadistas son parte del plan de parto de las mujeres embarazadas, particularmente las de riesgo. Ayudan a elaborar un plan para que las mujeres embarazadas puedan viajar hacia y desde el hospital. A diferencia de los años neoliberales, la mayoría de las mujeres dan a luz en hospitales. Actualmente, sólo el 0,2 por ciento de las mujeres dan a luz en casa”.
El nivel de atención a las mujeres embarazadas descrito por Lazo es asombroso y, en la Nicaragua revolucionaria, completamente gratuito. Explicó: “En Nicaragua, todas las mujeres son llevadas al hospital o a una casa de maternidad dos semanas antes de la fecha prevista para esperar el parto. Esto es completamente gratuito e incluye transporte, cama, comida y atención médica”.
Después del parto, las mujeres pueden permanecer en el hospital con sus hijos, “generalmente dos días después del parto antes de ser transportadas a casa”, dijo Lazo.
El cuidado no termina después del nacimiento del niño. Lazo explicó: “Los brigadistas nos ayudan a mantener el control sobre el programa de vacunación al que tiene derecho todo niño. Nos ayudan a asegurarnos de que el plan se mantenga porque es muy fácil creer que el trabajo termina después del nacimiento”.
Esta estrategia para reducir las muertes entre los recién nacidos está resultando un éxito. Lazo afirmó que “en esta zona en los primeros cinco meses de este año se han registrado mil 32 nacimientos, de los cuales 92 fueron prematuros. De este número hubo seis muertes, dos de los cuales fueron genéticamente malformados y no habrían sobrevivido”.
En Estelí hay alrededor de 1,322 brigadistas, “lo cual es fantástico, pero necesitamos más a medida que el grupo existente está envejeciendo. Estamos en un proceso constante de reclutamiento de nuevos brigadistas. A cada brigadista se le pide que identifique nuevas personas para eventualmente reemplazarlos”.
La pandemia del COVID en 2020 fue un desafío enorme para Nicaragua, como lo fue para el resto del mundo. Pero, para un país que intentaba construir un sistema de salud que no dependiera de cuánto dinero se tenía en el bolsillo, esto suponía un desafío adicional.
No hubo confinamientos durante la pandemia en Nicaragua. La economía permaneció abierta. No existía una política oficial de uso de mascarillas, salvo para las personas con
afecciones respiratorias o las personas que atendían a los pacientes. En los hospitales y centros de salud, la mayoría de las personas usaban mascarillas y en todo el país había productos disponibles para lavarse las manos y desinfectantes con alcohol.
Nicaragua tuvo una de las tasas de mortalidad por 100.000 habitantes más bajas del mundo. La Organización Mundial de la Salud y la Universidad de Oxford reportaron una tasa de sólo 189, en comparación con 276 en el Reino Unido y 374 en Estados Unidos.
Se da por sentado que Estados Unidos y sus aliados y sus empleados en la prensa capitalista cuestionarán todo lo que digan las autoridades nicaragüenses, pero lo que no se puede negar es el papel fundamental desempeñado por los brigadistas al llegar a las comunidades para asegurarse de que todos recibieran la vacuna contra el COVID-19.
Cuando no viajas a Nicaragua para ver por ti mismo cómo la gente intenta construir su revolución, es fácil tomar la cómoda ruta de creer en informes de lo que mucha gente considera fuentes de noticias confiables.
Mi consejo es que vayas y veas por ti mismo lo que este increíble país está tratando de hacer para garantizar que todos tengan acceso a la atención médica, independientemente de su capacidad para pagarla. El cambio revolucionario lleva tiempo, pero seguramente una de las principales medidas es la prioridad que una nación otorga para que todos puedan obtener atención médica de la mejor calidad posible.
Nicaragua ciertamente pone a las personas en primer lugar y trata de involucrar a toda la población para brindar la mejor atención posible.
Los brigadistas desempeñan un papel central en el proceso.
Este artículo apareció por primera vez en la publicación británica The Morning Star. Roger McKenzie es un periodista del Reino Unido que ha pasado un tiempo en Nicaragua. Aquí informa sobre el modelo de atención médica familiar y comunitaria gratuita de Nicaragua y el papel de los “brigadistas” en la asistencia a mujeres embarazadas y poblaciones rurales. Habla con el Dr. Mario Lazo Guerrero, director de salud local en Estelí.