De los apagones diarios a la soberanía energética


La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) incluyó a Nicaragua en su ranking mundial de países con la mayor producción limpia en 2022, al superar el 70 por ciento de su generación a partir de fuentes renovables, pese al lastre energético que vivió esta nación a inicios de este siglo.

Por Marcela Rivera, Sputnik

Nicaragua experimentó una crisis energética que golpeó a su población durante la administración neoliberal del presidente Enrique Bolaños Geyer (2002-2007), con apagones de 12 horas diarias al hundirse la generación térmica que sostenía el 80 por ciento del consumo a base de energía fósil, debido a la obsoleta infraestructura y el incremento del precio del petróleo.

El Presidente Ejecutivo de la Empresa Nicaragüense de Electricidad (ENEL), Ernesto Martínez Tiffer, explica en entrevista con Sputnik, cómo el país alcanzó la estabilidad energética y el camino hacia la descarbonización de su economía, a pesar de que en 2000 fue incluido en la lista de “países pobres altamente endeudados”, (Heavily Indebted Poor Countries, HIPC, por sus siglas en inglés).

“Invertimos completamente la matriz de generación: hoy en día tenemos un 75 por ciento de [producción a partir de] recursos naturales y un 25 por ciento [a base] de petróleo. Este cambio significa para Nicaragua un éxito, un ejemplo en el mundo, una acción que los demás países [industrializados] deberían de seguir como lo hizo Nicaragua, que en medio de todas nuestras dificultades, a lo largo de estos de estos años, pudimos hacerlo”, expresó a este medio el funcionario nicaragüense.

Central Hidroelectrica Centro América

Martínez se remontó al período de las administraciones de corte neoliberal que gobernaron Nicaragua entre 1997 y 2006, cuando el deterioro de las capacidades energéticas alcanzó su nivel más alto en este país latinoamericano.

“Cuando el señor (Arnoldo) Alemán (1997-2002) fue presidente y cuando Enrique Bolaños [gobernó], aquí entró una cantidad de plata (dinero), pero grandes cantidades; ¿pero por qué no hicieron lo que tenían [que hacer] para resolver los problemas del país? Y estaban todas las instituciones financieras [internacionales] listas para financiarles sus proyectos”, recordó Martínez Tiffer.

Dijo que en 2007, cuando asume el poder el presidente Daniel Ortega, la crisis fue estabilizada con la cooperación de Venezuela y el envío de tres plantas generadoras de energía a base de combustibles.

Pero la meta del Gobierno Sandinista ha sido la autosuficiencia del país en la producción de energía limpia, la estabilidad del sistema y garantizar la cobertura del servicio energético en todo el territorio.

Autosuficiencia energética

“En los últimos 17 años se han logrado cosas que muy pocos países lo han logrado: cobertura eléctrica nacional arriba del 99 por ciento; segundo, alcanzar una matriz de generación del 75 por ciento de recursos naturales y un 25 por ciento a base de petróleo. Aquí los racionamientos ya no los vemos como se veían allá por 2007. Nuestra capacidad instalada hoy en día es más que suficiente para generar la demanda máxima del país, que anda alrededor de 800 megavatios al día”, sostuvo Martínez Tiffer.

El peso de la generación de energía renovable en este territorio recae en la producción hidroeléctrica, geotérmica y biomasa; sin embargo, la cartera afirmó que incrementar la obtención de la energía eólica y solar es una de las principales metas planteadas por la actual administración que se esfuerza por reducir la emisión de gases contaminantes.

“[En] Nicaragua no existe proyecto [energético] alguno que tenga emisión de metano a hacia la atmósfera, sí hay emisión de anhídrido carbónico en los proyectos de biomasa. La biomasa es madera que se quema, entra en combustión [para generar energía]; pero cualquier cosa que entre en combustión [genera] una emisión de anhídrido carbónico que contribuye naturalmente a ese efecto invernadero que tenemos, pero en grado mínimo porque no tenemos la gran generación [de biomasa]”, manifestó Martínez Tiffer.

Planta Solar La Trinidad en Diriamba

De acuerdo a la OLADE, Nicaragua lidera el grupo de los 20 países del mundo que elevaron sus esfuerzos en las últimas décadas para incrementar la producción de energías renovables y así reducir la emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono que provoca el calentamiento de la temperatura, los océanos y una mayor ocurrencia de eventos extremos.

La estabilidad del clima pasa por “descarbonizar” el 100 por ciento de la producción de energía a partir de fuentes renovables, pero alcanzar esa meta es un desafío que Nicaragua deberá enfrentar en los próximos 15 años ante la incertidumbre del cambio climático, de acuerdo a Martínez.

“Ciertos problemas regionales como El Niño, afectan a los países de Centroamérica, perturba la generación hidroeléctrica; entonces, esto nos indica que debemos de ser cuidadosos de la forma cómo vamos a desarrollar [la generación energética de] los recursos naturales del país, geotérmico, hidroeléctrico y de cualquier otra índole, porque con esos dos tipos de proyectos el país puede, en los próximos 15 años, llegar completamente a no generar energía con combustible fósil”, aseguró ENEL.

Voluntad política y soberanía

Nicaragua aprobó en 2022 su Política Nacional de Cambio Climático para “contribuir a la lucha contra la pobreza y al desarrollo humano sostenible de Nicaragua, preparando una sociedad con mayor capacidad de respuesta ante los impactos del cambio climático”, con una economía descarbonizada y una producción ambiental y económica que beneficie a las mayorías.

Para Martínez Tiffer, alcanzar este modelo de gestión hacia la producción de energía limpia, depende de la sensibilidad y voluntad política de los gobernantes, así como de una participación privada estatal enfocada en el bien común.

“Hoy por hoy [hay] una enorme sensibilidad política y como seres humanos. El concepto de país, el concepto de bienestar para nuestra población es, en definitiva, lo que nos ha permitido cumplir con los mandatos que hemos recibido del comandante Daniel y de la compañera (vicepresidenta) Rosario (Murillo), que tenemos que hacer lo mejor por nuestra población, todo dentro de un contexto global que beneficie los intereses nacionales y de la inmensa mayoría de nuestro planeta”, sostuvo Martínez.

Planta de geotermia San Jacinto Tizate

El funcionario afirmó que la transformación de la matriz energética está vinculada al trabajo de la empresa privada y a la gestión que lidera el Estado para garantizar un aprovechamiento soberano de los recursos naturales, además de facilitar un servicio a precios accesibles para la población.

“Este modelo ha demostrado que con una inversión privado-Estatal se puede llegar a hacer un equilibrio, para que el precio final de la energía sea favorable a nuestra población”, sostuvo Martínez.

A pesar de su éxito, el financiamiento internacional que Nicaragua gestiona para sus proyectos debe sortear el esquema financiero internacional que domina las estructuras multilaterales de Occidente, aseveró el ministro centroamericano.

“Yo soy el Banco Mundial y te digo: «¿usted quiere hacer un proyecto? Bueno, vale [cuesta] 100 millones de dólares, aquí están, yo se los presto, pero este proyecto me lo hace así y así, me mete al [empresa] privado» y ellos [el banco] estructuran y te obligan a hacer un proyecto determinado bajo el esquema que ellos consideran que debemos de desarrollar; pero eso no es así. Nosotros tenemos [la autoridad] del desarrollo de los proyectos nuestros, donde el Estado es el que va a garantizar que la energía sea barata”, concluyó.

Nicaragua produce el 0.02 por ciento de gases de efecto invernadero frente a más del 80 por ciento que emiten las 10 naciones más contaminantes del planeta, por lo que el país plantea que la estabilización del clima debe considerar “la justicia climática, el buen vivir y el bien común”, donde las grandes potencias industrializadas asuman la reparación de los daños al medio ambiente.

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