El 2 de septiembre de 1927, el General Augusto C. Sandino fundó el “Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua” (EDSNN), en El Chipote, Nueva Segovia.
Por Clemente Guido Martínez (*), Radio La Primerísima.
Y desde ahí, planteó una guerra patriótica de resistencia contra las fuerzas combinadas de los marines norteamericanos (USMC, siglas del Cuerpo de Marina de Estados Unidos) y la Guardia Nacional (GN) que comenzaba a gestarse bajo la instrucción militar de los marines. Esta guerra duró cinco años y medio, desde el 16 de julio de 1927 que había iniciado con el ataque militar de parte del General Sandino al comando militar de los norteamericanos en Ocotal, hasta el 2 de enero de 1933, cuando los marines abandonarían el país, sin poder derrotar al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua.
Este es un breve recorrido por los primeros meses de esa guerra entre libertadores e interventores.
Telpaneca: 19 de septiembre de 1927
El primer ataque del Ejército Sandinista se realizó el día 19 de septiembre de 1927, en horas de la madrugada, contra el cuartel de los marines y guardias acantonados en Telpaneca. El Capitán R.W. Peard, informa que los “bandidos” –a como les decían a los patriotas– mostraron una disciplina de batalla, a la que calificó como “excelente”. “La disciplina de batalla de los bandidos fue excelente dado que atacaron de dos maneras, un grupo de fusileros y uno, con hombres con machetes” (Cap. R.W. Peard).
Algo que impactó en los marines fue el uso de la guerra psicológica de parte de los patriotas nicaragüenses, guerra que se realizó con el golpe de los machetes en las paredes del cuartel desde la casa vecina, y gritos ofreciéndoles a los soldados que se defendían del ataque: “”La cosa más desmoralizadora fue los hombres nativos con sus machetes afilando contra el edificio y gritando “Esto para los marines”. Los marines durante toda la pelea estaban hablando de un lado a otro y disparando en la dirección de donde provenían los ruidos” (Soldado Raso Vesper L. Nichols).
“En una casa, alrededor de unos 20 a 30 yardas de la puerta trasera del cuartel principal, parecía haber alrededor de 15 a 20 hombres concentrados con rifles y machetes: Los hombres con machetes estaban afilando y golpeando los machetes contra las paredes dentro del edificio y gritando en español eso a los marines.” (Sargento Alva Eadens).
Como podemos leer, los oficiales y soldados tuvieron que enfrentar no solamente los balazos y bombas artesanales que les lanzaban, sino también la guerra psicológica, que por primera vez vemos accionar de parte del ejército patriótico contra sus enemigos. La Guerra psicológica será constante en estos cinco años y medio, presentándose de diferentes maneras.
Los oficiales yankees al dar su informe no logran explicar cómo esos soldados sandinistas se acercaban tanto al cuartel, para infundirles el terror psicológico, y al no lograr comprender la calidad moral de los combatientes sandinistas, la única explicación que dan a sus superiores es que esos enemigos estaban “borrachos”. “Es evidente que un gran número de los atacantes estaban borrachos, esto explicaba su lucha cercana o de otra manera no tendrían el valor de acercarse” (Capitán R.W. Peard). No tenían ni idea de la moral y convicción que el General Sandino inculcó en sus oficiales y soldados, con normas militares morales y éticas bien definidas.
El reporte de bajas de parte de los USMC-GN se limita a reconocer solamente dos bajas de soldados norteamericanos. No reconocen ninguna baja de los Guardias Nacionales. Y agregan cinco mulas de la GN. En el informe oficial, en cambio, aseguran que a los soldados de la Patria les causaron 25 muertos y 50 heridos.
El General Sandino informa en un parte de guerra, que el ataque a Telpaneca fue dirigido por el General Francisco Estrada, e inició en horas de la madrugada y concluyó al salir el sol, dado que después de Ocotal no iban a exponerse a la aviación yankee, la experiencia ganada no era para menospreciarse. Dice el General Sandino en su informe: “El empuje de mi gente en el pueblo fue heroico y lograron reducir a los invasores a unas cuantas casas y capturaron tres ametralladoras, cuarenta y dos rifles y cincuenta mil cartuchos de munición para rifles y ametralladoras, y el número de muertos entre los machos (marines) y los policías (La Guardia Nacional) se contabilizaba a los ochenta”. (Sandino).
Las diferencias de bajas informadas por ambos bandos son notorias. Los marines dicen haber perdido solo 2 hombres, y causó 24 muertos y 50 heridos a los patriotas; y Sandino dice haberles causado 80 bajas entre gringos y guardias. Así concluye la primera batalla bajo la insignia del EDSNN.
La defensa contra la aviación
Durante el período de tiempo que estoy analizando, un hecho de gran importancia ocurrirá. El nacimiento en la guerra de liberación, de la defensa antiaérea sandinista. Este hecho es reportado por el General Sandino como sucedido el 8 de octubre de 1927 en Zapotillal, Nuevas Segovia. Dice el General Sandino lo siguiente:
“Los brazos de la revolución en esta fecha memorable se han cubierto de gloria, (…), Dios omnipotente luchará por nuestra causa y nos conducirá hacia el éxito. Una vez más los cobardes punitivos que desde el aire hacen movimientos de grandeza porque tienen la ventaja de que en los aviones que pilotan asesinan antojosamente a nuestros pacíficos compatriotas, han sufrido una derrota hoy a las 10 de la mañana después de intentar pelear con una pequeña expedición guerrillera alrededor de la Zona de Quilalí bajo el mando del valiente capitán Abraham Centeno. Los dos aviones hicieron círculos en el aire después de un fuerte bombardeo con ametralladoras y bombas y estos cayeron en nuestro poder aparatosamente, también cayendo uno de los aviadores y el mecánico, quien lanzaba bombas”.
El arma de guerra usada por los sandinistas fue una antiaérea construida por ellos mismos, a la que habían bautizado con el nombre de “La Chulona”.
El hecho fue confirmado por los mandos militares USMC, en sus informes de bajas de marines en Nicaragua, incluyen a un piloto y su ayudante, a quienes identifican con los siguientes nombres: Thomas, Earl A. Teniente segundo USMC y Dowdell, Frank E. Sargento USMC. Será esta la única vez, que los marines reconocen como caídos en combate a sus aviadores, el resto de caídos serán reportados como “accidentes”, o “desperfectos mecánicos”.
Los marines decidieron enviar un grupo de rescate, pero fracasaron en su intento, y según el General Sandino a este grupo de rescate se les capturó armamento, incluyendo ocho máquinas Lewis con fuerte dotación de parque. Aunque bastante diferente en sus versiones, los marines norteamericanos también reportaron este intento de rescatar los cuerpos del piloto Thomas y su ayudante Dowdell.
Sin embargo, el rescate termina en un desastre y huida estrepitosa de los marines y guardias después de ser enfrentados por los sandinistas. El primer Teniente C.J. O Shea informa que: “Es un milagro que no sufrimos más bajas. El hecho de que las bajas fueron todas de la Guardia no se puede explicar de ninguna manera”.
EEUU reconoce 16 bajas de aviadores y ayudantes durante toda la guerra contra Sandino en Nicaragua. De los 16 solamente estos dos fueron reconocidos caídos en combate, los otros 14 son “accidentes aéreos”: 2 Capitanes, 4 Tenientes, 1 artillero, 8 soldados rasos y 1 cabo. No hay duda que las balas de LA CHULONA u otras armas antiaéreas defensivas, causaban muchos “accidentes” a la aviación norteamericana.
Las emboscadas como táctica de guerra
Continuando con el análisis de los primeros meses de guerra de liberación, cabe hacer referencia el surgimiento de las emboscadas como estrategia de guerra contra los marines quienes tenían superioridad en armas, pero no en conocimiento del terreno, apoyándose en los guardias nacionales o los campesinos, sobre todo de ideología conservadora en este período analizado.
El 30 y 31 de diciembre de 1927, seguido del 1 de enero de 1928, el EDSN había logrado emboscar a los USMC-GN en tres puntos estratégicos, cerca de Quilalí, conocidos como “El Paso de la Muerte” (30 de diciembre), “Varillal” (31 de diciembre) y “Las Cruces” (1 de enero de 1928). Según el General Sandino, en estas emboscadas, los USMC-GN habían perdido a 172 hombres. Por su parte los USMC reconocen 7 muertos y 24 heridos. Es importante anotar que los marines no contabilizan caídos del equipo de apoyo y mercenarios, solo marines en estricto sentido.
Los sobrevivientes de la emboscada del 1 de enero, quedaron atrapados en Quilalí, hasta que fueron rescatados vía aérea. Uno de ellos, el teniente T. J. Kilcourse, escribió un diario de esos días, y por su significativo contenido lo compartiré:
“Qué saludo en el Día de Año Nuevo para las familias y amigos de los muertos – sacrificados como ratas en una trampa –sin una oportunidad para vivir– para mantener en el poder a un hombre que, cuando se metió en un lío y estuvo a punto de ser expulsado de su cargo por una revolución, pidió ayuda de los marines estadounidenses para mantenerlo en el poder, lo que no significa más que mantener su hocico en el comedero del tesoro público, para mantener en el poder a un hombre con la reputación de ser el padre de 28 hijos de tantas mujeres diferentes, para mantener a un hombre de ese tipo sentado en el piso superior del Palacio consumiendo champán, estando el piso inferior ocupado por marines para su protección, para mantenerlo allí con absoluta seguridad, mientras que él debería estar liderando sus fuerzas contra los revolucionarios, independientemente del hecho que los llamemos bandidos como excusa en un esfuerzo por controlar nuestras acciones de engañar al público de Estados Unidos cuya opinión exigiría nuestra retirada inmediata si fueran a darse cuenta de los hechos reales” (teniente T. J. Kilcourse).
Ese es el concepto de los marines que morían “como ratas en una trampa”, defendiendo a un tal Adolfo Díaz Recinos, presidente golpista de Nicaragua, impuesto por EEUU el 4 de mayo de 1927 en Tipitapa. Este Teniente Kilcourse llama a los sandinistas con el nombre de revolucionarios y dice que llamarlos “bandidos” solo es una “excusa en un esfuerzo por controlar nuestras acciones de engañar al público de EEUU cuya opinión exigiría nuestra retirada inmediata si fueran a darse cuenta de los hechos reales” (Kilcourse).
En la emboscada del 1 de enero caerá en combate Thomás Bruce, quien había combatido a Sandino el 16 de julio en Ocotal. Fue él quien reportó la muerte del Coronel Rufo Marín. Ahora le tocaba ser él a quien reportan como baja.
“Permanecer vivos”: decisión estratégica
El Chipote es un cerro cercano a Quilalí. Al inicio de la guerra por la soberanía nacional, para los yankees, el Chipote era una “falsedad”. Así lo testifica el Mayor Oliver Floyd, el 6 de agosto de 1927, cuando en la persecución de Sandino después del ataque a Ocotal dice: “Todo el mundo habla acerca del Chipote, pero la verdad no hemos conocido a alguien que haya estado ahí. Cada vez que le preguntamos a alguien sobre el lugar, nos dan respuestas sin sentido que nos hacen creer que jamás han estado allí. (…). En este país nunca ha existido un lugar llamado El Chipote hasta que Sandino apareció”.
Las operaciones militares del EDSNN desde septiembre hasta diciembre, no dejaban lugar a dudas que El Chipote sí existía, pero no lograron localizarlo hasta enero de 1928. Los mandos militares norteamericanos tomaron la decisión de arremeter con todo lo que tenían a disposición contra el cuartel militar central del Ejército Defensor y “eliminar” a Sandino. “Eliminar” a Sandino fue la orden que dio el Presidente Calvin Coolidge, el 4 de enero de 1928, dijo en Washington: “El General Logan Feland, que tiene larga experiencia en Nicaragua, volverá inmediatamente a aquel país a hacerse cargo de las fuerzas de marinos, que tienen la consigna de eliminar a Sandino de Nicaragua y a los rebeldes que lo siguen”.
El General Sandino está consciente de que la situación en El Chipote se convirtió en insostenible después de las Batallas anteriormente mencionadas, pues la noticia de las emboscadas de Quilalí tuvieron repercusión internacional, afectando de alguna manera la opinión y el sentimiento antiintervencionista en el foro internacional de Gobiernos Panamericanos reunidos en Cuba, con la presencia del Presidente de los Estados Unidos, Coolidge, y aunque en dicho foro no se logró la aprobación del tratado de No Intervención, la presencia de Sandino en el espíritu latinoamericano (sobre todo en sus pueblos y medios de comunicación), era una “sombra” que oscurecía los propósitos norteamericanos por conseguir el apoyo latinoamericano para sus políticas externas.
En este contexto internacional, las tropas combinadas USMC-GN se disponen a dar fin a la lucha sandinista en Nicaragua, atacando el cuartel del estado mayor del EDSN, y “eliminar” (asesinar) a Sandino. El General escribe al periodista hondureño Froylan Turcios: “Derrotados los yankees en los múltiples combates habidos en las cercanías de El Chipote, y convencidos La más grande victoria del EDSNN será sostenerse, permanecer vivo el mayor tiempo posible de pie frente a un adversario tan poderoso. Para esto, será necesario, moverse, atacar, replegarse cuantas veces sea necesario, defenderse moviéndose” (que los yanquis interpretaban como “huir”, pero no entendían que era “permanecer”).
Sandino afirma que los yankees “se valieron de todos los medios posibles para impedirnos la llegada de abastecimiento, incendiando todos los valles y casas aisladas, y las trojes de maíz; matando sin piedad a sus habitantes, de ambos sexos y de todas las edades; haciendo desaparecer todo animal viviente de asta y casco y dejando la zona en la mayor desolación”.
Sandino está consciente del daño que están ocasionando los marines a la población civil, y a esto suma la conciencia de que su lucha no puede limitarse a una guerra de posiciones territoriales. convirtiéndose entonces el EDSNN en un ejército moral más importante por su permanencia que por sus victorias en el campo de batalla, aunque estas sumen a su prestigio internacional y al “jaqueo” del Gobierno títere de Adolfo Díaz y de la política intervencionista norteamericana en Nicaragua.
El General Sandino tiene muy claro este concepto político-militar en su cabeza. Y lo escribe a sus simpatizantes a través del periódico “Ariel” del periodista Turcios en Honduras. “Hoy me encuentro acampamentando en otro cerro llamado El Chipotón, y como no es posible, ni mucho menos conveniente, dar a conocer nuestros planes en proyecto, únicamente le decimos a nuestros simpatizadores que no se preocupen ni se desalienten por el abandono del cerro El Chipote, porque nuestro ejército está muy preparado y convencido de que nuestro triunfo no consiste en posesionarnos de tal o cual lugar, sino en mantener latente nuestra propuesta armada contra los invasores, y gran parte de nuestro triunfo lo tenemos en manos de la generosa fuerza moral de la democracia de nuestro Continente… nuestra misión es dar muerte al invasor en el lugar y la forma que podamos. Y si mañana, u otro día, comprendiera la necesidad de evacuar este cerro, llamado El Chipotón, tengo otro cerro mejor, llamado El Chipotazo” (Pensamiento Vivo de Sandino, tomo 1, pág. 230).
El General Sandino abandona El Chipote, se lo deja a los enemigos, custodiado por muñecos de zacate. Hay algunas escaramuzas, resulta herido el General Maradiaga (según la versión USMC), los yanquis agotan recursos, hombres, tiempo, combustible y municiones de sus aeroplanos atacando una posición abandonada por el enemigo, pero sus fuerzas de inteligencia fallan, y no se percatan de esto hasta que llegan a la cima de El Chipote.
El 26 de enero es el día en que las tropas norteamericanas llegan al campamento central del General Sandino, y para sorpresa de ellos, no hay resistencia, se encuentra abandonado. El campamento del General Sandino estaba al norte, en un lugar denominado Chipote Norte.
“Al Este del campamento de Sandino, a unos cien metros, había cuatro grandes cuarteles y otra caseta de vigilancia, que fácilmente acomodaron a doscientas tropas, y un almacén con utilería militar, todos los cuales fueron destruidos”. La fecha: 28 de enero de 1928.
Hasta aquí podría pensarse que todo ha terminado, la guerra por la soberanía nacional habría llegado a su fin. Sandino había sido derrotado y huía cobardemente por las montañas de las Segovias. Pero ya sabemos, por las palabras del mismo General Sandino, que no fue así. Pero no todos los yankees pensaban que la guerra había concluido, algunos pensaban que esto era solo el principio.
Kenyon, el jefe de la toma de El Chipote dice: “Nunca escuché ningún informe confiable de alguien que haya visto o contado del comando real de Sandino. Creo que sus fuerzas se dividieron en grupos muy pequeños que pueden seguir funcionando durante varios meses” (Kenyon).
Antes de Kenyon, el mayor USMC Oliver Floyd quien daba persecución a los combatientes sandinistas después de Ocotal, afirmó de manera profética lo siguiente: “Tendré que librar una verdadera campaña de sangre y trueno, y tendré bajas todos los días”; “Voy a participar en una verdadera pequeña guerra”; “Esta gente va a tirotearse con armas pequeñas de oposición, por lo menos un tiempo”; “todas las personas encontradas son sin duda un fuerte de Sandino”; “no se puede adquirir nada en el país”; “se recibirán armas solo de los muertos y heridos” (Floyd, agosto 1927).
La profecía de Floyd erró en lo de “pequeña guerra”, pues se convirtió en una “gran guerra por la Patria que duraría cinco años y medio”.
Conclusión
La estrategia de Sandino era muy simple, y a la vez un desafío histórico de gran envergadura: permanecer vivo. Esa fue la palabra clave, permanencia con vida, a pesar de todos los combates, las bajas (entre muertos y heridos), los bombardeos aéreos, la guerra mediática de difamación nacional e internacional, los miles de marines incursionando el territorio de Nicaragua en su busca para asesinarlo, el odio de los conservadores de Adolfo Díaz y luego el odio de los liberales de Moncada, el repudio de la alta jerarquía de la Iglesia Católica, lo que Sandino sabía que debía hacer era una sola cosa permanecer con vida.
Y lo logró. No solo por resistir los cinco años y medio sin ser asesinado, sino porque aún después de su cobarde asesinato por traición el 21 de febrero de 1934 en Managua, su sombra envolvió a la dictadura asesina de Somoza García y sus descendientes, hasta renacer invencible con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en los años 60 y triunfar con el pueblo en armas en 1979. Hoy en día, “Sandino Vive”, no es una consigna: es una afirmación histórica de su permanencia viva en todas las obras de desarrollo social y económico, que realiza nuestro Gobierno y esas armas patrióticas están continuadas en el Ejército de Nicaragua, digno sucesor del EDSNN y de la guerrilla sandinista victoriosa. Mis felicitaciones a nuestro Ejército.
Sandino Vive. A 98 años de la fundación del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua
(*) Vicepresidente de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua (AGHN).