LA AMNISTÍA, CONSAGRACIÓN DEL TRIUNFO SANDINISTA CONTRA EL GOLPISMO

La Ley de Amnistía puede no gustarnos, porque no nos gusta ver libres a los delincuentes y criminales. Pero nuestros enemigos la odian.
 Por Carlos Fonseca Terán

Y eso se debe a que con esta Ley consolidamos la paz que logramos rescatar frente a la violencia de la oposición golpista, que rechaza la amnistía aunque sus presos se beneficien de ella; es más, son ellos los únicos cubiertos por esa Ley, ya que sólo ellos asesinaron, torturaron, incendiaron, y por eso hubo sandinistas asesinados a sangre fría durante el intento de golpe, mientras los golpistas muertos fallecieron en enfrentamientos provocados directa o indirectamente por ellos mismos.

Los golpistas odian la Ley de Amnistía porque odian la paz, la reconciliación y la unidad de los nicaragüenses. Odian la Ley de Amnistía porque es la consagración de nuestro triunfo contra el golpismo. Y todavía lo celebran; bien por ellos. Ojalá su fingida y patética euforia no les haga olvidar que los sandinistas somos (para decirlo ahora a la inversa, que a veces es más claro): GENEROSOS EN LA VICTORIA, pero IMPLACABLES EN EL COMBATE, como lo pudieron comprobar el año pasado.

Sin embargo (y contra lo que a veces se piensa), la salida de los delincuentes presos no representa posibilidad alguna de que la derecha logre desestabilizar nuevamente el país, por dos cosas:

Primero, nuestra preparación actual frente a los planes desestabilizadores (que no la teníamos el año pasado), así como nuestro grado de organización y disposición de lucha, les hará imposible a los golpistas siquiera levantar cabeza; y segundo, los que salieron son simples peones, no son los dirigentes ni son los que planifican nada; a lo sumo hay una que otra figura de pasarela mediática, pero sin decisión ni mando. Los jefes siempre han estado fuera de la cárcel (y del país), pero así como NO PUDIERON ayer, NO PODRÁN hoy, mañana ni NUNCA.

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