Trabajadores recuerdan atentado terrorista contra La Primerísima

 


El 30 de septiembre de 1990 es una  fecha inolvidable para los trabajadores de la Primerísima . Ese día nuestros transmisores instalados en barrio San Clara en esta capital fueron quemados por personajes ligados a la vida política del país, en un intento desesperado por callarnos violentando la libertad de expresión.

Este hecho ocurrió un domingo a eso de las 8 y 30 de la noche, a esa hora los trabajadores fuimos alertados que un incendio consumía nuestros equipos con los cuáles transmitíamos en dos frecuencias la 680 y la 570, ambas en amplitud modulada.

Minutos después nos enteramos que se trataba de un atentado consumado por un grupo de 12 delincuentes vestidos de verde olivo "encapuchados", que habían recibido órdenes de Humberto Ortega, un jefe militar que luego de la derrota electoral del FSLN no tardó mucho en venderse a los gobernantes de turno, en ese entonces encabezados por Violeta Barrios de Chamorro, atraído quizás por la avaricia del dinero o simplemente abrirse paso en medio de la política.

El día del atentado, la célula terrorista secuestró al vigilante, lo amarraron a un árbol y  posteriormente rociaron de gasolina y les prendieron fuego a los transmisores.  

Don Humberto, convertido actualmente en un millonario intentó justificar este condenable acto de terrorismo, aduciendo que no soportaba la incisiva labor de Radio La Primerísima denunciando la corrupción en todos los sectores del país, incluyendo los militares que apoyaban los desaciertos del gobierno neoliberal.

Radio La Primerísima quedó fuera del aire y los trabajadores y sus familias en el total desamparo.

No obstante, la emisora de la gente estuvo fuera del aire sólo un par de meses porque técnicos nicaragüenses y un cubano, construyeron un transmisor de 1 KW con piezas de otros transmisores inservibles.

La Primerísima reanudó sus emisiones el 23 de diciembre. Hubo manifestaciones populares de apoyo a la radio y en algunas empresas, sindicatos u otros lugares se organizaron actividades para recaudar fondos y poder solventar la situación financiera en que quedaron los trabajadores.

La solidaridad en torno a Radio La Primerísima fue enorme y trascendió las fronteras porque se formaron comités de solidaridad en países como EEUU, España y Suiza, entre otros, donde todavía hay amigos que quieren, escuchan y están pendientes de todo lo que ocurre alrededor de la radio. 

Grupos solidarios también organizaron eventos para recaudar fondos en Catalunya, Canarias, Euskal Herría, Italia, Alemania, Australia, Austria, Canadá.

La red AMARC (radios comunitarias) también hizo lo suyo. Se realizaron colectas hasta sumar 140 mil dólares,  con lo que se pudo estrenar el 1º de junio de 1991 un transmisor nuevo, con una potencia de 10 KW.

30 años después, seguimos en el aire con el mismo compromiso con la gente y planteando sus principales problemas, Sin olvidar nuestros principios antiimperialista y en defensa de la Revolución Popular Sandinista.


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