La masacre de Batahola


El 15 de junio de 2022, hace 43 años, centenares de jóvenes de los barrios Monseñor Lezcano, La Ceibita, Santa Ana, Colonia Morazán, Linda Vista, Acahualinca, replegándose hacia el barrio San Judas, fueron emboscados y masacrados por la Guardia Nacional, que estaba en las instalaciones de la Nicalit y otra parte se encontraba en los predios de la Embajada Americana.

Por https://diariobarricada.com


Barricada/Historia comparte con sus lectores un extracto del libro Memoria histórica: héroes y mártires de la masacre de Batahola, publicado por la Dirección de Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua en 2019.

El asesinato en Batahola, perpetrado por la guardia nacional, a más de 180 jóvenes convencidos, y entregados a la lucha contra la dictadura. Ha calado a lo largo de 43 años, en el imaginario colectivo de la sociedad.

El pueblo nicaragüense desde la época colonial ha comprendido, que el rechazo al intervencionismo extranjero es el camino de una nación libre y soberana.

En Nicaragua, la insurrección popular sandinista contra la dictadura militar somocista, finaliza con el triunfo del F.S.L.N, el 19 de julio de 1979. Esta lucha del pueblo nicaragüense dejó más de 35 mil muertos, 110 mil heridos y más de 40 mil niños huérfanos4. De una parte de estos muertos héroes y mártires de la revolución, es que se trata esta Memoria Histórica. Especialmente de los Héroes y Mártires en Batahola.

Los meses anteriores al 19 de julio fueron en Managua muy convulsionados. El lunes 4 de junio de 1979, desde Palo Alto, en San José, Costa Rica, el F.S.L.N convoca a la huelga general. En Palo Alto se encontraba el Puesto Central de Mando para dirigir la dirección y coordinación de la insurrección general en todo el país, desde este sitio se tenían comunicaciones con todos los frentes insurreccionales que ya estaban conformados y tienen como disposición central desarrollar todo su potencial hacia la capital para el derrocamiento final de la dictadura militar somocista. […]

Entre los días 6 y 7 de junio, Somoza implanta el estado de sitio y es atrozmente asesinado el líder estudiantil Francisco Meza. El 9 de junio desde Palo Alto se ordena la Insurrección en Managua. El Frente Central tiene como misión fundamental fijar a la fuerza enemiga en su reducto estratégico, también romper comunicaciones con las fuerzas somocistas en el istmo de Rivas. […]

Entre los días 9 y 10 de junio las calles de Managua se encuentran llenas de barricadas y la guardia nacional concentra sus fuerzas en la ciudad capital, ya la lucha se lanza a las calles. Las fuerzas revolucionarias del Occidente de la ciudad de Managua se enfrentan en encarnizados combates contra la guardia nacional.

La situación en la ciudad capital es de guerra, la estrategia era que la insurrección comenzara en los barrios orientales de la capital. Pero según testimonio de los sobrevivientes, la guardia nacional ya conocía esos planes, puesto que el 12 de mayo en Xiloá caen los combatientes Christian Pérez, Omar Hassán y Ricardo Orúe, quienes llevaban los planes de la estrategia insurreccional en Managua. Por esta razón se adelanta la insurrección y comienza en los barrios occidentales, para desviar a la guardia nacional a esos barrios mientras se preparaban los sectores orientales.

Del 4 al 9 de junio se organiza la insurrección en los barrios de Monseñor Lezcano, La Morazán, Acahualinca, Santa Ana, Linda Vista y Las Brisas. La población a través de los CPC (Comité de Defensa Civil) ya sabía como levantar barricadas, pero sobre todo como hacer refugios antibombas; la familia se sentaba en cuclillas en fila y medían el tamaño del refugio para que todos alcanzaran.

El 10 de junio se combate para sacar a la guardia nacional de la Tercera Sección de Policía. Este hecho es importante porque significaba el control de las calles, y de todo el sector cercano a Monseñor Lezcano. También es la experiencia que les permite a los que participaron, a definirse y sentirse como guerrilleros urbanos insurreccionales.

Las barricadas eran el instrumento que servía para detener la arremetida de la guardia contra los guerrilleros urbanos, pero también era un lugar símbolo, de la libertad y de la unión del pueblo contra la dictadura Somocista. Mientras los insurrectos luchaban, la población los apoyaba con alimentos y motivación para continuar hasta el fin.

El 15 de junio de 1979, en las trincheras a los guerrilleros se les están terminando las municiones, en segundo lugar, la guardia, al ver que estaba perdiendo la guerra, decide no solamente bombardear a los que están atrincherados, sino también a la población en general. Se decide hacer un repliegue táctico hacia San Judas, donde se reunieron combatientes populares y población de: Monseñor Lezcano, Santa Ana, Acahualinca, Linda Vista, Altagracia y Las Brisas.

La táctica del repliegue consiste en: 1-. Alejar a la guardia del acecho a la población civil. 2-. Distraerla mientras se preparan con mayor fuerza los barrios orientales, 3-. Evitar mayores bajas en los guerrilleros urbanos, ya que a estos se les estaban agotando las pocas municiones y 4-. Reforzar la insurrección en San Judas.

Según el plan del repliegue; debían desplazarse en línea recta por calles de Monseñor Lezcano, pasar por el antiguo Banco de la Vivienda, cruzar la Carretera Sur, pasar al oeste de las instalaciones de la Embajada Norteamericana, doblar al sur de La Cementera, e introducirse al cauce de San Judas, por el cual irían a salir en las cercanías del mercado del Barrio San Judas, luego dirigirse a la Hacienda El Vapor, evitando tener enfrentamientos con la guardia.

De las trincheras de Monseñor Lezcano salen dos columnas de pobladores y guerrilleros urbanos insurreccionados hacia San Judas, según los testimonios de sobrevivientes, unos creen que eran cerca de un mil personas, otros calcularon quinientas. Evidentemente era una cantidad de revolucionarios combatientes y de civiles que se desplazaban hacia su destino inicial San Judas. La primera columna logra pasar bien, pero la segunda columna que se había quedado rezagada, fue la que recibió ráfagas de dos direcciones, en el cruce de Batahola.

La guardia nacional se había parapetado donde quedaban los talleres de la Mercedes Benz, actualmente son los Talleres de la Policía Nacional, ahí instalaron dos metralletas, una 30 y una 50, fue desde ese lugar que empezaron a disparar. La segunda dirección de ráfagas provino de la Embajada Americana, esta balacera duró unos quince minutos, los guardias que resguardaban la seguridad de la sede diplomática, dispararon creyendo que la multitud invadiría el local. Los héroes sandinistas son acribillados por el aparato represor somocista y por el imperio intervencionista del norte.

Entre las once de la mañana y las doce meridiana sucedió la masacre genocida en Batahola, 180 jóvenes sandinistas fueron asesinados por la EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería), Fuerza militar que obedecía órdenes de Anastasio Somoza Portocarrero (alias El Chigüín). Dos horas después, la guardia llega al predio donde estaban los jóvenes masacrados, comienza a revisar los cadáveres, y a despojarlos de sus

pertenencias. Los que encontraban agonizando, los remataban, pegándoles un tiro en la cabeza.

Alrededor del punto de la masacre viven familias que testificaron el horripilante asesinato masivo […] Los masacrados fueron llevados en camiones y enterrados en sepulturas colectivas en diferentes lugares; una parte en una fosa común donde es hoy el Olof Palme. Otra, según testimonios de sobrevivientes, las mismas palas mecánicas de la guardia somocista abrieron zanjas en el lugar de la masacre y ahí fueron enterrados. Estos cadáveres se exhumaron tres años después. Otros fueron recuperados por los mismos guerrilleros o familiares y sepultados en lugares distintos, de estos muy poco se sabe. Un camión lleno de cadáveres fue llevado detrás del Hospital Vélez Paiz, donde los incineraron.

Según Valle y Mántica, citado por Marcia Traña, la palabra Batahola viene de Patlaolla: que significa “lugar de maíz desgranado”. Quizás la desventura del futuro ya estaba predestinada por nuestras culturas indígenas. Pero así como muere el grano de maíz desprendido de la mazorca. Y da vida al pinol, la tortilla, y toda nuestra alimentación de maíz. También estos héroes y mártires de Batahola desgranados por la muerte, dieron libertad con sus vidas a nuestro país preso de la dictadura somocista.

Agradecimientos:

Nuestros agradecimientos al Cro. Clemente Guido, Director de Patrimonio Histórico por haber facilitado el libro Memoria histórica: héroes y mártires de la masacre de Batahola, Biblioteca Digital n.24, publicado por la Dirección de Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua en 2019.

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