En nuestras venas, corre sangre indígena, sello de rebeldía y dignidad frente a la injusticia


En su discurso, pronunciado en el marco de la Clausura del tercer momento del Congreso Nacional de la Juventud Sandinista 19 de Julio; el Comandante Daniel recordó la herencia de dignidad del pueblo nicaragüense. 

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«Aquí en este país, a lo largo de la historia, el pueblo ha tenido que enfrentar una y otra vez a los imperialistas de la tierra. Desde los que llegaron con Colón a hacerse dueños de las tierras q no eran de ellos, a robarles la riqueza a nuestros antepasados, a esclavizarlos, explotarlos, asesinarlos a tratar de borrarles su identidad, hasta los expansionistas imperialistas yanquis, porque aquí en Nicaragua […] nuestros antepasados, nosotros mismos en estos tiempos les ha tocado enfrentarse directamente a los invasores yanquis, a los que los traidores trajeron con William Walker. Y se creían dueños de Nicaragua y Walker ya era el presidente de Nicaragua. Y ahí es donde se equivoca, porque ve a un pueblo humilde, sencillo, trabajador, campesino, piensan que lo pueden atacar y no se dan cuenta que en la sangre, en el corazón nicaragüense, corre por sus venas, corre por nuestras venas – como bien lo decía el General Sandino – la sangre indígena. Ahí corre, ahí está el sello de la rebeldía, de la dignidad, frente a la injusticia, frente a la opresión, frente a la colonización”, destacó.

Brutalidad de la conquista

El Comandante Daniel recordó la violencia desmedida con la que Nuestramérica fue conquistada y colonizada por los españoles.

«Nuestros antepasados indígenas no invitaron a los españoles a que viniesen a ocupar a Nicaragua, con la bendición del Papa. Y podían hacer y deshacer en Nicaragua y en todos estos países, que fueron ocupados, colonizados por los españoles. Ellos vinieron con las armas a atacar, a destruir a nuestros antepasados, que no tenían armamentos modernos que ellos traían. E incluso los caballos eran armas poderosas […] se convertían en un medio de transporte de guerra, para destruir las comunidades campesinas», explicó.

El Comandante Daniel mencionó las atrocidades cometidas por los españoles, recordando que les lanzaban los perros a los que se rebelaban y los perros los destrozaban. Y los españoles observaban esas escenas complacidos, con sadismo.

La historia no se debe olvidar

Afirmó que es necesario mantener viva la memoria histórica.«Esta es nuestra historia y la historia no se debe olvidar, porque precisamente estos ejemplos de los héroes resistiendo con Diriangén a la cabeza […] y dando la vida, por su tierra, su cultura, su dignidad, esos combatientes de San Jacinto, con Dolores Estrada y Andrés Castro, derrotando al yanqui invasor». Ese heroismo, señaló el Comandante Daniel, nos transmite fortaleza, y «es bien cierto que por muy grande que sea Goliat, ahí está David, para derribarlo».

El General Benjamín Zeledón no se rindió

Posteriormente, recordó que después de William Walker y sus filibusteros, vinieron a Nicaragua las tropas del Ejército norteamericano, «y ahí se alzó el ejemplo del General Benjamín Zeledón, enfrentando a los yanquis invasores, rodeado de las tropas del ejército más poderoso de la tierra en ese entonces, ahí en la zona del Coyotepe, La Barranca«.

Relató que el General Zeledón, pese a las presiones recibidas para obligarlo a rendirse, tomó la decisión que combatir hasta el final, como podemos leer en «una carta que le envió a su esposa, a sus hijos […] Él quería que entendieran que por muy doloroso que pareciera no le quedaba más alternativas, que defender la patria y si en la defensa de la patria, iba a entregar su vida, eso debía reconocerse como un gesto de dignidad y esta era la herencia que podía darle no solamente al pueblo de Nicaragua, sino también a su familia, la dignidad del que no se rinde ni se vende. Y el 4 de octubre de 1912, día de su cumpleaños, entregó su vida el General Zeledón«.

Eran treinta con él

El Comandante Daniel aseveró que la lucha de Zeledón, fue retomada por Sandino.

«Y [el 4 de octubre de 1912] ahí estaba Sandino, un muchacho, todavía no era General y vio como los yanquis iban paseando en una carreta el cadáver de Zeledón» para atemorizar a la población. «Y esto provocó indignación en el joven Sandino […] por eso asumió con firmeza, dio continuidad a la lucha de Zeledón. El país siguió ocupado por los yanquis y fue Sandino que retomó la lucha».

Sandino emprendió la guerra para la liberación de Nicaragua de la ocupación norteamericana «con un pequeño grupo de voluntarios […] Y les dijo a los combatientes que habían andado con él, cuántos están dispuestos a acompañarlo en este desafío. Y todos levantaron la mano, veintinueve. Y eran treinta con él, para dar la batalla, frente al yanqui. Hasta expulsarlos y […] las tropas yanquis tuvieron que recurrir a la traición asesinar a Sandino y poner en su lugar a Somoza, al que tranquilamente los presidentes yanquis decían […] que era un hijo de perra, pero es nuestro hijo de perra.

Así decían los presidentes yanqui. ¿Y entonces Qué son ellos? Perras que paren perros para andar destruyendo el mundo, para andar destruyendo a la humanidad, para andar destruyendo a los pueblos«.

Los imperialistas de la tierra siguen siendo los mismos. Nosotros no nos rendimos

Reflexionando sobre el acontecer internacional y la crisis climática, el Presidente de Nicaragua afirmó que «los imperialistas de la tierra siguen siendo los mismos», destruyen el planeta, son los responsables de la esclavitud de la humanidad.

Las naciones que hoy se definen como desarrolladas, son las mismas que se mancharon de crímenes de lesa humanidad, promoviendo por siglos la esclavitud y el comercio de esclavos desde África hacia América.

Los esclavos eran considerados «mercadería humana» y tratados con una «brutalidad total».

Los países que en el pasado colonizaron y explotaron a los pueblos de África, Asia y América Latina, son «asesinos del medio ambiente», aseveró el Comandante Daniel. Condenó el capitalismo salvaje y el armamentismo que caracteriza los gobiernos de esos países, condenando su actitud: «Estamos enfrentados a una pandilla de asesinos, que tiene el control de la economía global, que tiene control del armamento atómico y cometen crímenes todos los días […] incluyendo en sus propios países».

Pese a esta situación global, el Presidente de Nicaragua expresó la firme voluntad de su pueblo de seguir luchando por los valores revolucionarios: «Tenemos que seguir luchando en estas condiciones. Nosotros no nos rendimos […]», aseguró.

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