«No conocemos la palabra rendición»


Un vigoroso mensaje de paz y hermandad, de irreductible firmeza en la defensa de los derechos del pueblo nicaragüense y de máxima dignidad frente a los embates del imperialismo contra Nicaragua y contra todos los pueblos del mundo, constituyen en esencia los aspectos básicos de la comunicación del Presidente Daniel Ortega y de la Vicepresidenta Rosario Murillo, leída este martes por el canciller Denis Moncada durante la 78 Asamblea General de Naciones Unidas

Por Consejo de Comunicacón y Ciudadanía

Mensaje del Comandante Daniel Ortega Saavedra y compañera Rosario Murillo, Presidente y Vicepresidenta de la República de Nicaragua a la 78 Asamblea General de Naciones Unidas

Señor Presidente:

Hermanos delegados:

El pueblo de Nicaragua saluda a los pueblos representados en esta 78 Asamblea General de las Naciones Unidas, con la frente en alto, como siempre, porque hemos sabido vivir trascendiendo todas las tragedias y catástrofes impuestas por la historia de dominación, crueldad, intervención, ocupación e injerencia en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo los procesos electorales, intervenidos por los imperios y su poderío económico y militar, que han pretendido destruirnos, para dominarnos.

Vivimos momentos de extinción del modelo imperialista, colonialista, de saqueos y genocidios con el que la codicia ha golpeado la naturaleza y nuestro mundo, ese mundo de patrimonios, lenguas y modelos de vida valientes y propios.

En estos tiempos de decisiones y convicciones de cambio sustantivo, para recuperar todos nuestros derechos y valores frente a la avaricia avasallante y criminal del colonialismo y el imperialismo en todas sus manifestaciones, nicaragua continúa librando todas las batallas de libertad genuina, de luz, y de verdad inocultables.

Somos esa inmensa e invencible fuerza del mundo valiente y nuevo, de los pueblos que no se dejan arrebatar la esperanza o la fe, y que desde fortalezas espirituales crecientes, exigimos cooperación respetuosa, solidaria y fraternidad humana, para que todo cambie, todo se transforme y podamos vivir tranquilos y seguros, trabajando y prosperando, en nuestras propias y sagradas tierras, en destino y prosperidad compartidos.

Mensaje íntegro para descargar en PDF

Ese mundo que se ha puesto de pie, que ha echado a andar, que reclama su voz e identidad propias, sus saberes ancestrales y actuales, ese mundo de cultura de paz, ha hablado en esta 78 Asamblea General de Naciones Unidas, para continuar, cada vez con más propiedad y certeza, sembrando, cultivando y cosechando las transformaciones indispensables, aun en estas Naciones Unidas cuya naturaleza ha venido siendo desvirtuada para convertirla, desgraciadamente, en un organismo de servidumbre y dependencia a las potencias.

El mundo nuevo que nos pertenece a todos, exige respeto. Exige paz. Reclama paz. Reclama justicia para todos. Reclama memoria, historia, reparación y no repetición. Por eso, desde este pódium de la 78 Asamblea General exigimos a Naciones Unidas hacer cumplir el mandato de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que en el año 1986 sentenció a los Estados Unidos de Norteamérica a reconocer a Nicaragua, al menos en parte, los costos de la destrucción, la agresión permanente, el dolor y el sufrimiento de centenares de miles de Familias, durante la demencial y revanchista guerra impuesta a nuestro país y nuestro pueblo, en lo que se llamó la contrarrevolución.

Con eso, por supuesto, no se reponen las vidas; no se alivia el corazón partido de tantas familias y seres, pero al menos se reconstruye, para todos los nicaragüenses, la infraestructura económica, social, productiva, cultural, que hicieron añicos con su grotesca intervención, que como siempre, como cada vez, fue derrotada por el honor, la integridad y la gloria del espíritu nicaragüense, por gracia de Dios.

Video del mensaje leído por el canciller Denis Moncada

«Sandino vive» en cada una de estas victorias contra el nefasto y diabólico imperialismo. y sandino está hoy en este recinto, exigiéndonos a todos cumplir y hacer cumplir la ley y las leyes internacionales, para reconocer al pueblo nicaragüense lo que en justicia y verdad merece, después de tanto hacer valer el derecho a la paz y a la vida, reclamando lo que nos pertenece, soberanía, libertad, concordia, para caminar nuestros destinos.

Exigimos a las Naciones Unidas pronunciarse, y mandatar al Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica el cumplimiento de la histórica sentencia que les condenó y urgió a reconocer a Nicaragua, acatándola en todos sus acápites meritorios.

Nicaragua, con la dignidad y el heroísmo de nuestras luchas, razas, pueblos, culturas, y vida buena, exige este cumplimiento y nos sumamos, además, al reclamo de todos los pueblos y países que han hablado desde este recinto para denunciar las políticas agresivas, injerencistas, arbitrarias, injustas, cuyas medidas coercitivas, unilaterales, no solo son ilegales, ilegítimas, sino que constituyen una modalidad de guerra que desestabiliza, destruye, e impone cambios de gobiernos, a través de golpes de estado, movilizaciones golpistas y acciones vandálicas. Lo que hoy se conoce como eventos “de color”, que enlutan a tantas familias en tantos pueblos.

Nos solidarizamos permanentemente con los pueblos y países que viven esta barbarie nada civilizatoria, y sí en repetición de oleajes y ecos de los modelos imperialistas, colonialistas y fascistas, que han provocado la muerte de millones de seres humanos, y han impuesto regímenes de terror y privaciones, con vergonzosas mareas, y tsunamis migratorios sin precedentes. Estas tragedias grafican la desesperación de la injusticia, y la pretensión neocolonial de silenciar, dominar y excluir, para continuar expoliando la riqueza de los pueblos.

Países enteros han sido destruidos, en la brutal política de tierra arrasada, que busca satisfacer los apetitos bestiales de los imperialistas de la tierra… Países enteros han venido siendo ocupados, y sacrificados y masacrados sus pueblos, por las mismas y atroces políticas y acciones, violatorias de todos los derechos, que refuerzan lo que conocemos y denunciamos nuevamente aquí, como crímenes de odio.

Nuestra permanente y combatiente solidaridad con el pueblo palestino; el pueblo sirio; el pueblo saharaui; el pueblo eritreo; el pueblo de los enclaves fascistas y neonazis que han querido crear. a todos los pueblos luchadores en África, Asia, América Latina, nuestra permanente y combatiente solidaridad. Somos pueblos y países que resistimos y combatimos bloqueos, guerras económicas, intervención sistemática y permanente en toda nuestra vida institucional, social, cultural, económica y política… Como vemos, ¡más y más violaciones de todos los derechos!

Nuestra solidaridad combatiente con el pueblo de Cuba… de Martí, de Fidel, de Raúl, de Miguel Díaz-Canel, a 62 años de bloqueo asesino… Nuestra solidaridad combatiente con la República Bolivariana de Venezuela donde «Chávez vive, la lucha sigue», y Nicolás ha venido venciendo todos los intentos destructivos.

Nuestra solidaridad combatiente con los pueblos y gobiernos de nuestra región centroamericana que no desmayan en la lucha por la seguridad, la paz, para enfrentar venciendo, el infierno de la pobreza. A Honduras, y su valiente Presidenta Xiomara Castro; a Honduras, nuestro hermano vecino, donde Morazán y Sandino se encuentran, nuestro abrazo familiar, fraternal y siempre solidario.

Nuestra solidaridad combatiente con Bolivia, el gran pueblo de Túpac Katari, que va adelante entre las mismas amenazas… Con el pueblo de Argentina y su derecho soberano sobre las Islas Malvinas… Con Puerto Rico, valiente e indetenible en su Justa Lucha por la Independencia…

Nuestra fuerza con la República Popular China, la potencia que hoy muestra al mundo y a la familia humana cómo se práctica y se vive la solidaridad, la cooperación respetuosa, la hermandad generosa, entre hermanos mayores, hermanos menores, pero todos como una gran familia con “destino compartido”, que luchamos para vencer las acciones de despojo y de estancamiento económico y pobreza, impuestos a tantos.

Nuestra solidaridad activa y combatiente con la República Popular y Democrática de Corea, en sus batallas históricas por soberanía y derechos…

Al pueblo de Bielorrusia, siempre digno y solidario, nuestro respeto y reconocimiento…

Nuestra fuerza solidaria y combatiente con las heroicas luchas que libra la Federación de Rusia, por la paz y la seguridad, para un mundo que debemos todos defender de las amenazas crecientes de los imperios, y sus políticas neonazis, sus emblemas y contenidos fascistas, que pretenden retornarnos a la insólita perversión de guerras expansionistas y de dominio, que han dejado millones de muertos y de Familias destrozadas en todo el Mundo. Nuestro apoyo a la Federación de Rusia es un apoyo invariable y una alianza humana ineludible, por la seguridad, el diálogo y la concordia, esencial, insustituible, para la comunidad humana.

Nuestra solidaridad y cercanía con la República Islámica de Irán, otro ejemplo de compartir y convivir con pueblos asolados por la avaricia imperial. A pesar de la incesante, desmedida e infernal arrogancia de los que se creen superiores, lo reafirmamos: no nos separan y juntos recorremos caminos de valentía y dignidad.

Señor Presidente, Señores Delegados:

Exigimos desde este recinto el respeto al sistema de Naciones Unidas a fin de que recupere sus valores fundacionales, en este otro mundo donde aprendemos, nos actualizamos, y seguimos, eso sí, defendiendo modelos justos, soberanos, propios, desde “el respeto al derecho ajeno, que es la paz”. Ya el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías lo había expresado ante la Asamblea de Naciones Unidas en el año 2005: “Hay que refundar Naciones Unidas”. Lo retomó el Canciller de la Dignidad de Nicaragua, Padre Miguel d´Escoto, también Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, cuando planteó en 2008, la urgencia de refundar las Naciones Unidas para servir a los pueblos.

Naciones Unidas acaba de sostener en Cuba un encuentro de jefes de Estado y de Gobierno del G77+China, que tomó acuerdos de fundamental importancia para este mundo, acuerdos que deben ser tomados en cuenta para cumplirse, de manera que, con conciencia de libertad y hermandad, de familia humana, sigamos rompiendo las cadenas de esclavitud y dependencia, de sometimiento y subordinación, de obediencia servil, que pretenden, a estas alturas de la historia, seguirnos imponiendo los egoístas, ambiciosos y pérfidos intereses coloniales e imperiales.

Vemos con esperanza la reciente reunión y ampliación de los BRICS, que hoy, con Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, más Argentina, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopía e Irán, representan nuevas fuerzas y fortalezas para las luchas por nuestra soberanía económica y financiera, como pueblos libres y capaces.

Frente a todos los avances de la ciencia, las técnicas, las tecnologías, entre ellas las llamadas pomposamente “inteligencia artificial”, (como si no fueran fruto de la inteligencia humana), Nicaragua reclama la plena participación de los pueblos que hemos sostenido con nuestra sangre y recursos, estos adelantos de los conquistadores. reclamamos lo que es nuestro, el derecho a vivir plenamente ese desarrollo, mejorando las condiciones de trabajo, estudio y vida con derechos, de nuestros pueblos.

Nicaragua, a la par que planteamos la inclusión, planteamos también el uso racional y beneficioso de estos recursos de la humanidad, que en manos de los malévolos de siempre, constituyen armas de destrucción masiva de países, pueblos y comunidades.

Siempre juntos y «Siempre más allá» –como decía Sandino– en propuestas de respeto, consideración, hermandad, y patria para todos, Nicaragua se une a las intensas búsquedas y luchas para defender desde nuestras soberanías, nuestros recursos naturales patrimoniales, nuestras culturas, nuestras lenguas y modelos de vida, nuestras comunidades originarias, trabajando cotidianamente y sin descanso, por la paz, que no solo es un derecho, sino una necesidad impostergable para la sobrevivencia de la humanidad, es decir, para la vida como la merecemos.

Las agresiones que llaman con soberbia y altanería, “sanciones”, no nos definen, ni nos amedrentan, ni nos discapacitan, ni nos doblegan, ni nos llevan a vendernos o rendirnos. No conocemos la palabra rendición.

La vida está hecha de combates cotidianos para hacer valer lo que nos pertenece: un mundo libre de guerras, de armas químicas o nucleares, de saqueos, de ignorancia, de fraudes, de nuevos engaños, de robos descarados, incluyendo el asalto de nuestros talentos.

Un mundo libre de ofensas, porque la guerra, el saqueo, la pobreza que se genera, la miseria, las pandemias, la falta de salud, educación, viviendas, la falta de condiciones propicias para la vida, constituyen una ofensiva, denigrante, humillante, cruel, degradante e inmensa cárcel, donde se niega la seguridad humana, se promueven mares de éxodos indignos; se cercena la esperanza, la alegría, la cultura, la vida, a las mayorías del planeta.

Un mundo libre de brutalidad, libre de agresiones. Un mundo libre de arrogancias. Un mundo libre de ignorancia suprema. Un mundo libre de odio, maldad, miseria… Un mundo libre de tristeza, de toxicidad emocional.

Un mundo libre de deformaciones, apatías y depresiones, creadas intencionalmente por la droga, que se ha convertido en otra de las formas de terrorismo, entre tantas otras perversiones y provocaciones, que nos azotan.

Un mundo libre de imposiciones. Un mundo de vigor, de valor, de valores. Un mundo con un sencillo, potente, poderoso, bien común: el amor que es más fuerte que el odio y que todo vence y todo puede… El amor que nos hace tanta falta para construir confianza e instalar, definitivamente, los nuevos horizontes, los porvenires prodigiosos. Queremos un mundo de seres espirituales que también somos humanos, que no somos perfectos, pero que podemos y debemos apuntarnos en las filas de la recuperación de las bondades y fortalezas de este planeta que compartimos.

Más allá de todas las formas de terrorismo que nos imponen, está el espíritu, la llama, la insignia y la consigna de nuestra humana condición. Por eso luchamos. Por eso vencemos. Y por eso, ¡venceremos! ¡Siempre Más Allá!

Managua, 26 de Septiembre, 2023

Daniel Ortega Saavedra                      Rosario Murillo

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