Walter Mendoza, tu bandera ondea cada vez más alto


Desde el primer momento se entregó sin reservas a la causa. Sin importarle la hostilidad del entorno ni las amenazas de que lo denunciarían con la guardia cada que aparecía una pinta, una volante o una “mosca” en su barrio. Nunca vaciló. Su rumbo estaba bien claro. Ser un militante sandinista ejemplar.

Matagalpa. Por Margine Gutiérrez (*), Facebook

 Moldeó su comportamiento y sus actitudes hasta convertirse en un hombre con una férrea disciplina, con una elevada mística revolucionaria, con una entrega total, cuyo ejemplo más cercano lo tuvo en René Núñez.

Walter con su abuelita Genara, la mujer que más quiso.

Walter Mendoza también fue como los santos y al igual que Julio Buitrago, en julio nació Walter.

A mi madre y a mis hermanas nos duele hasta las lágrimas su ausencia física puesto que él nos escogió como su familia con la que pasaba la mayor parte de su tiempo. Su muerte es un dolor que nunca cesará.

En esos primeros meses de integración al frente, o de compañero mío en la escuela de periodismo, no recuerdo ni un solo día en el que no buscáramos estar el uno con la otra. Íbamos a las Asambleas del Auditorio 12, usábamos a escondidas el mimeógrafo del FER para imprimir trabajos del FSLN/Matagalpa, claro con el permiso del Capi, aunque nunca le dijimos qué imprimiríamos.

De nuestra célula del FER en la UNAN Managua éramos los únicos que podíamos andar juntos “porque siendo los dos de Matagalpa puede resultar raro que no se hablen”. En cambio no podíamos juntarnos en público ni con Aura Ortiz ni con Ramón Cabrales, nuestros otros compañeros de célula.

Antes de entrar a la Universidad llegaba diariamente a la casa de mi mamá, durante el día y también en la noche cuando disfrutábamos de su compañía durante la cena.

Al nacer mi primera sobrina Arlen Eugenia, hija de mi hermana Flor de Ma., sus visitas eran más continuas. Llegaba a chinear y entrenarla. Le enseñó a decir PLOM con el puñito en alto. La estaba preparando para cuando me visitara en la cárcel. Es así que en la única ocasión en que mi mamá llegó con ella, en cuanto me vio, con su puñito en alto, me gritó PLOM. Que susto el de mi mamá, máxime que un guardia le ladró “¿qué dijo esa niña?”

En otra ocasión me llegó un álbum a la cárcel, a través de mi mamá, quien me dijo que en una esquina de sus páginas venía una foto que me la mandaba alguien que quería que lo viera aunque fuera a través de una foto. ¡Walter! Me aterroricé y le devolví el álbum con la alegría de haberlo visto.

Y luego, en un acto de mayor temeridad, un día se apareció con mi mamá a la visita en la cárcel. Casí muero del susto. ¿¿¿¿Qué haces aquí????, le dije en un susurro, porque mi mamá pudo introducirlo diciendo que era mi hermano. Es que me dijeron que tenías el pelo largo y quería verte, fue el pretexto. Yo emocionada viéndolo y…fue la última vez que lo vi. Nuestra responsable en la cárcel informó de su visita y en el siguiente correo me llegó tremenda regañada. Me imagino que a ellos también.

Estando clandestino en Managua, llamó a mi mamá para que llegara a verlo. Le dio su ubicación y allí se encontraron. Le pidió que se fuera a trabajar con él. Mi mamá le dijo que eso no podía decidirlo ella, si no su responsable en Matagalpa y que tampoco podía dejar sola a su anciana madre. Se resignó pero luego le mandó una carta donde le dice ¿Porqué no te viniste Ana para acá Managua?

Walter es parte de nuestros mejores y más puros recuerdos y es una ausencia que no la hemos podido superar ni la superaremos. Es el hermano que se nos fue.

Es el Samuel omnipresente en nuestras vidas. Es el que nos impulsa a seguir siendo leales a la causa por la que dio su vida y es uno de los grandes héroes de nuestra patria por el que sentimos un profundo orgullo revolucionario.

Walter, a 45 años de tu muerte mantendremos siempre en alto esa bandera rojinegra que tanto amaste y por la que ofrendaste tu joven y preciosa vida.

(*) Periodista, militante del FSLN desde 1974. Fue prisionera política del somocismo. Reside en Matagalpa. Texto originalmente publicado el 7 de julio de 2009.

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