Un juicio que la humanidad exige
Separar a padres y madres de sus hijos ha sido una práctica, condenable y condenada, con la que el fascismo hitleriano aterrorizó al mundo.
Por Consejo de Comunicación y Ciudadanía
Pareciera que la historia se mueve en círculos repetitivos que retoman las peores prácticas de la conciencia humana, siempre en el afán de aterrar para dominar en esa perversa cultura de supremacía que niega todos los derechos y abruma a la comunidad humana.
El Gobierno Bolivariano de Venezuela y su Presidente, el compañero Nicolás Maduro Moros, han denunciado, y denuncian, la maligna persecución desatada sobre los migrantes, trabajadores honestos de tantas nacionalidades, que han llegado a los Estados Unidos de América alentados por su propia propaganda y perseguidos por la pobreza que ellos imponen en todos nuestros ricos y sagrados territorios de donde se han llevado lo mejor, condenándonos a las más extremas formas de miseria.
Esta política de persecución, expoliación y apropiación de nuestras riquezas materiales y humanas, ha sido revivida en sus más abominables extremos, mereciendo la condena, la repulsa y el aborrecimiento de las familias del mundo, que repelen cotidianamente el horror que esta conducta punible representa.
Nicaragua, siempre bendita y siempre soberana y libre, exige a las Naciones Unidas, que como hemos dicho tantas veces debe ser refundada, acción inmediata para detener el odio racial, prepotente y hegemónico que se ha desatado sobre la familia humana, y en particular exige a los politizados organismos, llamados de derechos humanos, el reclamo y la actuación pertinente, para lograr detener estos crímenes y devolver a las familias su integridad y respeto.
Coincidimos plenamente, y respaldamos absolutamente, el justo reclamo y la exigencia del Presidente Nicolás Maduro Moros, de detener los secuestros de los migrantes, y entre ellos los migrantes venezolanos, y responder por sus crímenes ante el juicio que, a falta de organismos valientes, la humanidad impulsa y promueve legítimamente, contra la maldad fascista e imperialista.
Que cese la monstruosa política de separación de las familias y de encarcelación de seres humanos que sólo exigen el derecho a trabajar y vivir en paz.
Managua, 1° de julio, 2025
Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional
República de Nicaragua
Inadmisible silencio de Comisionado de ONU
Por su parte, los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) denunciaron y condenaron enérgicamente el inadmisible silencio del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, frente al secuestro institucionalizado y la retención forzosa de niños, niñas y adolescentes venezolanos en los Estados Unidos, en flagrante violación del Derecho Internacional Humanitario, la Convención sobre los Derechos del Niño y los principios universales de protección a la infancia.
A través de un comunicado, expresan que mientras familias venezolanas sufren el desgarrador dolor de la separación forzada, la angustia por la incertidumbre y la negación del derecho fundamental a la reunificación familiar, la Oficina del Alto Comisionado guarda un silencio cómplice e inaceptable, que la convierte en partícipe moral de estas prácticas crueles, inhumanas y degradantes.
El ALBA-TCP señala que la actitud del señor Türk no solo es profundamente decepcionante, sino éticamente indignante. Un funcionario que omite su mandato ante crímenes de tal magnitud carece de la autoridad moral para dirigir una instancia destinada a garantizar la justicia y la dignidad humana. Su inacción no solo valida la impunidad de las potencias hegemónicas, sino que mancha el prestigio de las Naciones Unidas y socava la credibilidad del sistema multilateral.
Ante esta situación, denuncian que el Alto Comisionado ha instrumentalizado las Naciones Unidas, convirtiendo su mandato en un ejercicio complaciente y rindiendo los intereses de la organización a poderes hegemónicos, sin garantía alguna para la protección de los Derechos Humanos fundamentales a ningún país. El ALBA-TCP reitera su compromiso inquebrantable con la justicia, la soberanía de los pueblos y, sobre todo, con la protección absoluta de la infancia.